Ahora el mundo ha cambiado: el Big Data parece cada vez más una realidad y la secuenciación del genoma ha disparado las posibilidades de la Medicina en los próximos años. Medroom también ha evolucionado, ha pasado a llamarse Savana. Hernández Medrano, su responsable y socio fundador, visitó en fechas recientes la Universidad Europea de Madrid para impartir una conferencia sobre sanidad y Big Data. Saludigital.es estuvo ahí y aprovechó la ocasión para preguntarle sobre esta herramienta y su visión de futuro de la digitalización en salud.
¿Cómo puede ayudar el Big Data al facultativo en su trabajo diario?
El Big Data permite ver correlaciones que a la mente humana se le escapan. El ordenador se aproxima a los datos de forma precisa, exacta. Establece causas y efectos diferentes a los del cerebro. El tratamiento digital de la información posibilita una práctica médica individualizada, pensada para cada paciente. El Big Data ya ha comenzado a emplearse en Oncología e Inmunología, por ejemplo, y muy pronto llegará al resto de especialidades.
¿Es la “democratización de la Medicina” de la que habla en sus conferencias? ¿En qué consiste exactamente?
Tener algoritmos digitales vuelve todo más accesible, en cualquier sector. Igual que la telefonía no analógica ha permitido llamar a un precio menor. En el ámbito de la salud, ocurrirá igual; en realidad, ya está empezando a suceder. No hay que olvidar que aquello se digitaliza, se desmonetiza. Por lo que un mayor número de personas tiene acceso. Y, digamos, que se democratiza.
¿Pero podría llegar a desaparecer la figura del médico? ¿Será sustituido por una máquina o siempre será necesaria la acción humana?
“Cuando enfermamos, no queremos que nos atienda un robot; necesitamos a una persona que nos dé confianza
Decir “siempre”, y sobre todo en tecnología, es algo muy complicado de aventurar. Nuestra mente está sesgada cuando trata de prever el futuro. Otras cosas que creímos “serían para siempre” han acabado desapareciendo. No sabemos qué pasará con los profesionales sanitarios. Sí sabemos, en cambio, que la relación médico-paciente, a día de hoy, resulta más necesaria que nunca. Porque cuando enfermamos, no queremos que nos atienda un robot. Necesitamos a una persona que nos mire, reconozca y dé confianza. Eso sí, este doctor no ha de guiarse únicamente por su intuición, sino que debe contar, ahí interviene el Big Data, con el apoyo de potentes algoritmos matemáticos que aumenten su capacidad de precisión y acierto. Es algo que no teníamos antes y que ahora herramientas como Savana empiezan a hacer posible. ¿En qué estado se encuentra Savana?
Se encuentra muy bien, en plena forma. Entre públicos y privados, el sistema funciona en veinticuatro hospitales y, muy pronto, estará disponible en muchos más. Pero lo importante es que da resultados a día de hoy. No se trata de un proyecto de futuro, sino que la herramienta ya ayuda a investigadores, médicos y gestores. Los tres grupos la utilizan para extraer conocimiento y tomar decisiones.
¿De qué forma? ¿Cómo la utiliza, por ejemplo, un médico en consulta?
Nuestra herramienta tiene tres aplicaciones: Savana Research, parainvestigaciones y ensayos clínicos; Savana Manager, encaminada a todo lo relacionado con la gestión sanitaria; y Savana Consulta,el soporte a la decisión en consulta al que aludíamos brevemente antes y que trabaja de la siguiente manera: cuando un médico ha de emitir un diagnóstico, se basa en dos grandes elementos. Por un lado, la evidencia científica; es decir, lo que se ha probado como efectivo para mitigar o curar una enfermedad. Y, por otro, también recurre a su experiencia, y a la de los expertos o colegas de profesión que tiene a su alcance.
“En consulta, cuatro de cada cinco veces, la Ciencia expresa no nos da la respuesta”
Ahí recurrimos los facultativos cuando la Ciencia expresa, los textos médicos, y ocurre cuatro de cada cinco veces, no nos dan la respuesta. ¿Qué hace entonces Savana Consulta? Aúna en una sola base de datos el conocimiento colectivo de todos los expertos sobre un determinado tema o campo. Algo posible gracias a la Inteligencia Artificial (IA), capaz de procesar cantidades inmensas de información en tiempo récord. Así se potencia la capacidad de diagnóstico del médico, que ya no pregunta a un compañero, sino a miles de ellos. Se reduce de este modo lo que usted llama la “variabilidad”...
Exacto. Y la variabilidad es un problema muy grave. Porque cuando visitas al médico y le explicas los síntomas, su diagnóstico va a depender del tiempo que haya tenido para leer sobre ese asunto en cuestión, las horas que ha dispuesto para convertirse en experto. Y, como paciente, uno nunca quiere depender de ese factor “variable”. En cambio, si el doctor dispone de una herramienta como Savana, que, y ésa es la clave, en muy poco tiempo, no más de siete segundos, con el paciente delante, puede consultarse... Si tiene un apoyo de tal calibre, la variabilidad disminuirá drásticamente.
¿Cómo interviene el Big Data en la investigación del genoma humano?
“Los avances tecnológicos han abaratado el proceso de secuenciación del genoma”
El genoma guarda una inmensa fuente de información. Es el libro de instrucciones, donde viene escrito eso que somos. Hasta ahora resultaba muy costosa su secuenciación. Pero los avances tecnológicos han abaratado el proceso. Dentro de relativamente poco, como ha sucedido con los ordenadores, que ahora cada persona tiene el suyo, todos vamos a conocer nuestro genoma. Lo llevaremos en el móvil. Hablaremos con naturalidad de él, de nuestras mutaciones genéticas. Hasta las compartiremos en Facebook. Pasará a formar parte de la vida cotidiana. Igual que ocurrió con la informática. Esto tendrá un impacto muy positivo para el mundo de la salud. En el instante en que sepamos nuestro código genético, la medicina pasará a ser de precisión. No se dispensará el mismo medicamento a dos pacientes. Se recetará de forma personalizada, según tus genes. La llamada farmacogenómica en cinco años será muy real.
¿Sigue combinando la atención a pacientes con la actividad investigadora?
Sí, intento compaginar ambas facetas. Porque existe una enorme brecha digital entre las innovaciones tecnológicas y la realidad del flujo clínico. La forma de trabajar con los pacientes no puede obviarse. Curar es algo muy humano. Los ingenieros creen, a veces hasta los propios pacientes llegan a creérselo,que se diagnóstica únicamente por el resultado de pruebas médicas. Pero todo no se puede parametrizar. Es por eso que muchas innovaciones del mundo digital acaban fracasando. No valoran la realidad clínica. Con Savana quisimos evitar este error. Porque nunca se trata de crear juguetes tecnológicos, sino herramientas que mejoren la vida de los pacientes.