Por el momento, la técnica había sido probada con éxito en las retinas de dos monos entrenados para reconocer los colores. Antes de la cirugía los animales eran ciegos ante ciertos tonos, pero después de la operación los reconocían sin equivocarse apenas. Pero la técnica aún requería cirugía, por lo que los investigadores buscaron alternativas a métodos tan invasivos.
Con ese objetivo nace el acuerdo con Avalanche, una compañía que, a través de un virus adeno-asociado en el que se encuentra el gen que detecta los pigmentos se injerta en el hialoides para luego modificar las células de la parte posterior de la retina. "Es un escudo de proteínas, algo así como un caballo de Troya, que te garantiza la entrada en la célula. Una vez allí, el ADN comienza a ponerse en marcha y produce el fotopigmento que nos interesa", explicaba Thomas W. Chalberg Jr, co-fundador y CEO de esta empresa de biotecnología.
Hasta que esté lista su aplicación sanitaria, aún deben superarse las primeras pruebas clínicas, tras lo que esperan poder evaluar este procedimiento en humanos en los próximos dos años. Si el método supera todos los requisitos y, tras ser aprobado por la FDA, no consideran lejana su aplicación en oftalmología.
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