Investigadores de ETH Zurich (Suiza) han informado en el último número de la revista científica Science Advances que han sido capaces de desarrollar una forma de impresión 3D con tinta de bacterias vivas. El desarrollo puede conducir a dispositivos como filtros sanguíneos implantables y fábricas bacterianas que puedan producir biomoléculas para medicamentos y otras serie de terapias.
Atendiendo a detalles concretos, los científicos han elaborado una tinta de hidrogel dentro de la cual se pueden introducir los citados cultivos bacterianos. Este hidrogel, hecho de sílice pirogénica y ácido hialurónico, posee moléculas de cadena larga, lo que proporciona una gran resistencia en los objetos que se van a imprimir.
El medio de cultivo para alimentar a las bacterias también se agrega a la mezcla y el proceso de impresión es suave, lo que permite que las bacterias puedan permanecer vibrantes. Así mismo, la última puesta a punto del mecanismo permite imprimir utilizando hasta cuatro tintas diferentes al mismo tiempo, lo que tiene como resultado que cuatro cultivos bacterianos diferentes estén presentes en un solo objeto.
Los investigadores crearon objetos a partir de Pseudomonas putida, una bacteria que puede descomponer el fenol, un subproducto químico común, y Acetobacter xylinum, una bacteria que excreta nanocelulosa. La nanocelulosa excretada tiene potencial para usarse en el tratamiento de heridas, lo que puede llevar a vendajes llenos de bacterias vivas que trabajan constantemente para curar heridas.