Uno de los miembros más importantes para el ser humano es el ojo, un órgano visual que detecta la luz y convierte esta forma de energía en impulsos electroquímicos que viajan a través de neuronas. Dentro de la compleja estructura del ojo, el elemento que controla la cantidad de luz que penetra en este miembro es el iris, una membrana coloreada y circular que separa la cámara anterior de la cámara posterior de este órgano. No obstante, en ocasiones puede aparecer en el ojo un trastorno que conlleva la falta parcial o total del iris, denominado aniridia. Esta enfermedad deriva en la baja visión de los pacientes y la intolerancia anormal a la luz, es decir, la fotofobia.
EL SISTEMA, A EXAMEN
Para ser precisos, los elastómeros son aquellos tipos de compuestos que incluyen no metales en su composición y que muestran un comportamiento elástico. Así y gracias a esta propiedad, el iris artificial es capaz de ajustar su apertura como respuesta a la cantidad de luz que penetra, de modo independiente a su forma y tamaño. En este sentido, Arri Priimägi, profesor de Bioingeniería de la Universidad Tecnológica de Tampere y coautor del estudio, explica que "el iris artificial es muy parecido a una lente de contacto, y su centro se abre y se cierra según la cantidad de luz que incide en el dispositivo".
Para construir este mecanismo, los especialistas finlandeses y polacos elaboraron un modelo asentado en un fino disco de 14 milímetros de diámetro, sobre el que se constituyen 12 pétalos radiales que parten desde el centro y que no alcanzan el borde de la arandela. En la oscuridad, cada pétalo adopta una curva, es decir, un rizo que vira hacia el exterior, lo que permite liberar la pupila y, por ende, abrir la cámara posterior del ojo.
Sin embargo y para lograr que el iris artificial responda de manera automática a la luz de forma similar al ojo humano, los autores tuvieron que agregar tinte rojo a la mezcla de elastómero de cristal líquido. El motivo principal residía en el hecho que al penetrar luz, colores como el azul o el verde se topen con el rojo y se genere calor sobre la superficie, lo que posibilita la apertura de la pupila.
"El iris artificial muy es parecido a una lente de contacto, y su centro se abre y se cierra según la cantidad de luz que incide en el dispositivo"
Ante esta problemática, un equipo de investigadores de la Universidad Tecnológica de Tampere (Finlandia), la Universidad de Varsovia (Polonia) y la Universidad Médica de Wroclaw (Polonia) ha diseñado un iris artificial que tiene la capacidad de reaccionar ante la luz exterior de forma idéntica a la respuesta del ojo humano. En concreto, este dispositivo se ha fabricado a raíz de un elastómero de cristal líquido susceptible a esta forma de energía.EL SISTEMA, A EXAMEN
Para ser precisos, los elastómeros son aquellos tipos de compuestos que incluyen no metales en su composición y que muestran un comportamiento elástico. Así y gracias a esta propiedad, el iris artificial es capaz de ajustar su apertura como respuesta a la cantidad de luz que penetra, de modo independiente a su forma y tamaño. En este sentido, Arri Priimägi, profesor de Bioingeniería de la Universidad Tecnológica de Tampere y coautor del estudio, explica que "el iris artificial es muy parecido a una lente de contacto, y su centro se abre y se cierra según la cantidad de luz que incide en el dispositivo".
Para construir este mecanismo, los especialistas finlandeses y polacos elaboraron un modelo asentado en un fino disco de 14 milímetros de diámetro, sobre el que se constituyen 12 pétalos radiales que parten desde el centro y que no alcanzan el borde de la arandela. En la oscuridad, cada pétalo adopta una curva, es decir, un rizo que vira hacia el exterior, lo que permite liberar la pupila y, por ende, abrir la cámara posterior del ojo.
Sin embargo y para lograr que el iris artificial responda de manera automática a la luz de forma similar al ojo humano, los autores tuvieron que agregar tinte rojo a la mezcla de elastómero de cristal líquido. El motivo principal residía en el hecho que al penetrar luz, colores como el azul o el verde se topen con el rojo y se genere calor sobre la superficie, lo que posibilita la apertura de la pupila.
"El próximo objetivo es hacerlo funcionar en un entorno húmedo, y en el futuro esperan incrementar su sensibilidad para que reaccione a los cambios de luz"
"El doctor Kaczmarek de la Universidad de Varsovia es el principal impulsor de esta investigación, un oftalmólogo que prevé el uso de este dispositivo de autoregulación de la luz en el ámbito de la Biomedicina, principalmente para tratar a pacientes con defectos en el iris. Para ello, el próximo objetivo del equipo es hacerlo funcionar también en un entorno húmedo, y en el futuro también esperan incrementar la sensibilidad del dispositivo para que pueda reaccionar incluso a los cambios más pequeños de luz", concluye el profesor Priimägi, coautor de la investigación publicada en la revista científica Advanced Materials.