Con el paso del tiempo nuestro cuerpo crece, se desarrolla, envejece y muere. Un proceso por el que pasan las células, los tejidos, los huesos y los órganos. Todos. Incluso el cerebro crece y envejece, y en ese envejecimiento es cuando se abren las puertas a enfermedades neurodegenerativas.
El desarrollo de las resonancias magnéticas y las tomografías permiten conocer la morfología cerebral, identificando alteraciones en los tractos que anteceden a enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o la demencia frototemporal; el funcionamiento del cerebro, para estudiar las redes cerebrales y detectar como se activa una parte del cerebro u otras según la acción que se realiza, una alteración también permite conocer algunas enfermedades, o microestructuras del cerebro, que permiten conocer sus propiedades, cuyas alteraciones de nuevo se traducen en factores de riesgo de alzhéimer o demencia. También permiten estudiar las propiedades metabólicas y bioquímicas del cerebro.
La neuroimagen está permitiendo avanzar en el estudio cerebral y de las enfermedades neurodegenerativas, pero todavía quedan muchos retos. Una investigación internacional ha establecido una serie de modelos que proporcionan resultados de referencia para consultas clínicas personalizadas.
Se trata de “un modelo de referencia detallado del desarrollo del cerebro humano y las trayectorias de vida útil basado en un conjunto de datos muy grande"
Según explica el editor del estudio publicado en la revista eLife, los investigadores han establecido “un modelo de referencia detallado del desarrollo del cerebro humano y las trayectorias de vida útil basado en un conjunto de datos muy grande, en muchas regiones cerebrales corticales y subcorticales”.
En concreto establecen gráficos cerebrales de la vida útil del grosor cortical y el volumen subcortical derivados de la resonancia magnética estructural, para que sirvan como modelos de referencia. A eso se ha sumado los datos que han permitido crear una cohorte de referencia de la vida útil de diferentes lugares del cerebro. “El modelo no solo explica la variabilidad sustancial en los datos de las pruebas, sino que también descubre con éxito las diferencias individuales en una base de datos de pacientes psiquiátricos que, además de los análisis a nivel de grupo, pueden ser críticos para el diagnóstico, demostrando así un alto potencial clínico”, concluye el editor.