Actualmente existen numerosos medicamentos que permiten tratar las infecciones de oído. Pero uno de los grandes problemas que plantean es que, la gran mayoría, son en formato líquido por lo que su administración se realiza mediante gotas. Un sistema que no es del todo eficaz y que puede generar problemas a la hora de que los pacientes se apliquen de forma correcta las dosis prescritas.
Un grupo de científicos de la Universidad de Montana ha desarrollado un gel de aplicación única que se mantiene estable a la temperatura del oído y que mejora la adherencia al tratamiento de la otitis. Sus creadores indican además que se trata de un desarrollo que ampliará el acceso a este tipo de medicamentos a quiénes viven en áreas remotas y contribuirá a frenar la resistencia bacteriana a los fármacos.
Dirigidos por Monica Serban, el equipo ha desarrollado dos sistemas de administración de hidrogel, probándolos en un estudio con células y otro con ratones cuyos resultados han sido publicados en la revista ACS Biomaterials Science & Engineering.
Este permanece en estado líquido dentro de una jeringa, pero forma rápidamente un gel al ser administrado en el oído posibilitando una liberación sostenida en el tiempo del fármaco
Ambos sistemas combinan ortosilicato de tetraetilo activado con diferentes moléculas grandes que permiten la creación del hidrogel. Este permanece en estado líquido dentro de una jeringa, pero forma rápidamente un gel al ser administrado en el oído posibilitando una liberación sostenida en el tiempo del fármaco.
El equipo ha combinado esos sistemas de hidrogel estables entre 39-104 grados Fahrenheit (3,8-40 grados), con el antibiótico ciprofloxacina que no requiere refrigeración. En cultivos celulares, los hidrogeles infundidos con fármaco lograron eliminar las bacterias Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aereus, las dos principales causantes del conocido como “oído de nadador”, en dosis 100 veces más bajas que las se utilizan en la mayoría de las gotas para los oídos.
Los geles también resultaron seguros cuando se probaron en modelos de piel humana y se disiparon a los 10 días en el caso de las orejas de los ratones. No tuvieron un impacto significativo en la audición de los ratones en comparación con las gotas estándares.