Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) y de la Universidad de Jiangnan (China) han desarrollado cartílago artificial basándose en el Kevlar, una fibra sintética que se utiliza para la fabricación de chalecos antibalas, y en el alcohol de polivinilo (PVA), un material que se usa para sustituir cartílago de hidrogel.
Los implantes de cartílago artificial son muy requeridos por la ciudadanía para solventar diversas problemáticas. En este sentido, se estima que unos 850.000 pacientes en Estados Unidos requieren de un proceso quirúrgico para extraer o reemplazar el cartílago de la rodilla. Hasta el momento, los desarrolladores de cartílago sintético han tenido que decantarse bien por materiales que poseen una resistencia adecuada o bien por el contenido de agua óptimo.
En las pruebas iniciales de los especialistas, incluso cuando el material contenía hasta 92% de agua, mantuvo una resistencia semejante a la del cartílago humano
Ante esta problemática, el equipo de especialistas que trabaja en este proyecto decidió recurrir al Kevlar, una elemento sintético realmente fuerte, y lo combinaron con PVA, que puede crear hidrogeles que contienen mucha agua. Su creación, bautizada como Kevlartilage, libera agua bajo estrés y la reabsorbe como una esponja instantes después, de forma similar al cartílago natural.
En las pruebas iniciales de los especialistas, incluso cuando el material contenía hasta 92% de agua, mantuvo una resistencia semejante a la del cartílago humano. El grupo de expertos ha realizado algunos trabajos preliminares de biocompatibilidad, y todo indica que el material no daña las células adyacentes, aunque explican que necesitarán llevar a cabo más trabajos para ver si Kevlartilage puede usarse como un implante de cartílago en los pacientes.
"Debemos compartir impresiones con los profesionales médicos acerca de la necesidad aguda de las personas y conocer dónde esta intersección de las propiedades, lo que nos permitirá progresar de la mejor forma posible y obtener, así, el mayor impacto", explica Nicholas Kotov, uno de los autores principales del estudio.