Un grupo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Radboud, en Países Bajos, ha probado unos chalecos refrigerantes, originalmente diseñados para deportistas de élite, en el personal de enfermería que realiza largos turnos en las salas de pacientes Covid-19 con equipos de protección individual (EPI). A pesar de que estos equipos son vitales para evitar el contagio del personal sanitario, es cierto que generan una gran incomodidad cuando se llevan puestos durante horas que se traduce en estrés y calor. La mayoría del personal de enfermería que ha probado los referidos chalecos ha afirmado sentirse cómodo.
Los investigadores que se encuentran detrás de esta prueba revelan que las temperaturas bajo los equipos de protección individual pueden alcanzar hasta los 36 grados durante un uso prolongado de tres horas. Indican que mejorar la comodidad del personal hará que su trabajo sea más cómodo y lo desempeñen de forma más eficaz. Por ello los investigadores han adaptado estos chalecos refrigerantes que fueron creados para los atletas de élite de los Juegos Olímpicos de Verano de Tokio.
“Sin un chaleco refrigerante, casi el 90% de las enfermeras experimentaron incomodidad y calor. Con el chaleco, solo el 20-30% de los participantes experimentaron estas sensaciones"
“Estos chalecos de enfriamiento para atletas de élite no son adecuados para utilizar directamente porque están diseñados para enfriarse agresivamente antes o después de realizar un esfuerzo físico”, explica Thijs Eijsvogels, investigador involucrado en el estudio. “El cuidado de pacientes con Covid-19 implica el uso durante largos periodos de tiempo de estos chalecos por lo que se ha modificado su capacidad de enfriamiento y aguanta durante más tiempo”.
Los chalecos se almacenan en un refrigerados antes de uso y se ponen a disposición del personal de las salas a través de una nevera portátil. Cuentan con 36 bolsillos que contienen un material contenido en carcasas de poliuretano termoplástico. El personal utiliza los chalecos sobre su uniforme, pero debajo de los equipos de protección.
El estudio ha reportado una mayor comodidad a la hora de desempeñar un trabajo en el ensayo realizado con 17 enfermeras. Su efecto sobre la temperatura corporal es mínimo y las participantes en el ensayo reportaron frecuencias cardiacas más bajas mientras trabajaban, lo que sugiere un descenso de los niveles de estrés.
“Sin un chaleco refrigerante, casi el 90% de las enfermeras experimentaron incomodidad y calor. Con el chaleco, solo el 20-30% de los participantes experimentaron estas sensaciones. Por lo tanto, percibieron las condiciones en las que deben realizar su trabajo como más agradables y confortables”, concluye Yannick de Korte, otro de los investigadores responsable del estudio.