Un cemento óseo radiactivo que se inyecta en el hueso para proporcionar apoyo e irradiación local está demostrando ser una alternativa más segura a la radioterapia convencional para los tumores óseos, según un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de California en Irvine (UCI).
El estudio muestra que este cemento de braquiterapia se puede colocar en los huesos de la columna para irradiar directamente los tumores sin dañar la médula espinal, y el material radiactivo permanecerá localizado en los huesos, lo que promete eliminar virtualmente los efectos secundarios.
La investigadora principal Joyce Keyak, profesora de ciencias radiológicas de la UCI, presentó los resultados en la reunión anual de 2021 de la Sociedad de Investigación Ortopédica.
Los cánceres que comienzan en el seno, la próstata, los pulmones, la tiroides, los riñones y otros lugares pueden diseminarse y erosionar los huesos, más comúnmente en la columna. Para complicar aún más las cosas, los tratamientos de radiación normales para este problema pueden amenazar la médula espinal y debilitar los huesos ya comprometidos por la erosión del tumor, aumentando el riesgo de fractura.
Este cemento de braquiterapia se puede colocar en los huesos de la columna para irradiar directamente los tumores sin dañar la médula espinal
Actualmente, se utilizan múltiples sesiones de radiación de haz externo para tratar el cáncer que se ha diseminado a la columna. Esta radiación causa efectos secundarios desagradables (náuseas, vómitos y diarrea) y atraviesa la médula espinal, lo que a menudo retrasa y limita el tratamiento.
''El cemento de braquiterapia podría usarse sin demora en un tratamiento conveniente, de un solo paso y mínimamente invasivo para irradiar tumores'', ha señalado Keyak, quien ha añadido que ''y no irradiaría la médula espinal ni limitaría las opciones de tratamiento en el futuro''.
En estudios con animales y computacionales, los investigadores evaluaron la seguridad a corto plazo de inyectar cemento de braquiterapia en las vértebras; la posible migración de radiactividad a sangre, orina o heces; la tasa de dosis fuera del lugar de la inyección; y la dosis de radiación de las emisiones de fósforo-32 a la médula espinal y los tejidos blandos.
A las 17 semanas posteriores a la inyección, los exámenes físicos fueron todos normales y no se detectó actividad en sangre, orina o heces. Los investigadores no encontraron evidencia del isótopo P-32 en la sangre circulante, ningún cambio en el análisis de sangre relacionado con la radiactividad y ningún déficit neurológico.
"Este tratamiento localizado para los tumores óseos permanece localizado y no vimos ningún efecto fuera del hueso", ha subrayado Keyak. "Esto es importante porque la radioterapia tradicional causa efectos adversos como náuseas, vómitos y diarrea", ha manifestado.
El cemento óseo para braquiterapia no tiene los mismos efectos secundarios que la radioterapia tradicional porque la inyección se dirige directamente al tumor y la radiación no atraviesa otros órganos, como los intestinos o el estómago. Estudios anteriores también revelaron que puede reducir inmediatamente el dolor en la columna, lo que podría hacer que los pacientes dejen de tomar analgésicos fuertes que podrían tener efectos secundarios adicionales.
Normalmente, un paciente con cáncer de hueso necesita 10 o más sesiones de radioterapia, pero con el cemento óseo de braquiterapia, una sola inyección puede proporcionar un tratamiento tumoral dirigido equivalente con una amenaza significativamente menor para la médula espinal y los nervios.