Hasta ahora los científicos no habían hallado un biomarcador que ayudara a diagnosticar la esquizofrenia, como ocurre con otras enfermedades, algunas también de tipo neurológico. Una investigación de Sanford Burnham Prebys de Estados Unidos ha descubierto que los niveles de una proteína asociada al circuito neuronal podrían usarse en el futuro para ayudar en el diagnóstico de las personas con esquizofrenia en edad temprana. La investigación fue publicada en la revista 'PNAS'.
La investigación partió de la evidencia de que la sintomatología de la esquizofrenia se basa en la función desordenada de la red neuronal. La mayoría de las personas mantienen un equilibrio uniforme entre las dos formas de CRMP2: su forma activa no fosforilada y su forma inactiva fosforilada. Sin embargo esto no ocurriría en personas con esquizofrenia. Por ello, se examinó “la actividad de CRMP2, una proteína que se encuentra en el cerebro (llamada 'proteína citoesquelética') que regula cómo las neuronas se conectan entre sí", han explicado los expertos.
Los investigadores comenzaron con el examen de muestras de un cerebro humano en estado post mortem, donde se encontró que la expresión de la proteína CRMP2 no fosforilada (activa) estaba elevada e inversamente correlacionada con la longitud de la dendrita basilar en la corteza dorsolateral prefrontal de pacientes con esquizofrenia. Posteriormente analizaron muestras de sangre de personas con esquizofrenia.
Los resultados indicaron que la cantidad de CRMP2 activo era demasiado alta en personas con esquizofrenia y, al menos en los jóvenes con esquizofrenia, no estaba equilibrada por una cantidad adecuada de CRMP2 inactivo aumentado. Ese desequilibrio entre CRMP2 activo e inactivo podría explicar algunas disfunciones en las conexiones neuronales.
“Emparejar un análisis de sangre con exámenes psiquiátricos y neuroconductuales podría ayudar a los médicos a distinguir la esquizofrenia de otras afecciones que tienen sintomatologías algo similares”
"Hubo una abundancia de niveles de CRMP2 en muestras de personas con esquizofrenia en comparación con personas sin el trastorno. También vimos anomalías estructurales en las dendritas de las neuronas que podrían potencialmente ser incapacitantes porque las dendritas juegan un papel importante en la recepción de impulsos de otras células nerviosas en el cerebro", han añadido.
El CRMP2 además de encontrarse en las conexiones neuronales se expresa en linfocitos en la sangre. Por eso su medición se podría hacer con un análisis de sangre rápido y mínimamente invasivo que permita respaldar el diagnóstico de esquizofrenia en edades tempranas.
"La esquizofrenia puede ser difícil de diagnosticar en una etapa temprana o en pacientes jóvenes por varias razones. Emparejar un análisis de sangre con exámenes psiquiátricos y neuroconductuales podría ayudar a los médicos a distinguir la esquizofrenia de otras afecciones que tienen sintomatologías algo similares, como la fase maníaca del trastorno bipolar u otros trastornos del comportamiento, la personalidad o el pensamiento", han detallado los expertos.
Los investigadores ahora quieren profundizar en la biología molecular de la enfermedad para descubrir el "regulador" que mantiene los niveles de CRMP2 de la mayoría de las personas en un nivel estable. También quieren realizar un estudio clínico multicéntrico más amplio que compare la esquizofrenia con otros trastornos psiquiátricos. La investigación futura tendrá como objetivo incluir una gama más amplia de etnias y grupos de edad.