Los robots magnéticos blandos permiten operar de forma precisa y segura de forma individual. Sin embargo, debido a que cuentan con imanes, operar con dos de estas herramientas puede ser complicado. Ahora, investigadores del laboratorio STORM de la Universidad de Leeds (West Yorkshire, Reino Unido), han demostrado el uso exitoso de estos robots en conjunto para la cirugía de la base del cráneo.
Los avances en tecnología sanitaria permiten llevar a cabo intervenciones cada vez más seguras y precisas. Robots como Da Vinci o Versius aprovechan la asistencia robótica para el control de precisión de instrumentos rectos y rígidos. En esta línea se encuentran los robots magnéticos blandos, que podrían mejorar los resultados quirúrgicos debido al potencial que tienen para reducir su tamaño a miniatura. Además, permiten la interacción segura con los tejidos.
Para evitar que los imanes pudieran atraerse entre sí, diseñaron los cuerpos de los tentáculos de los robots para que solo pudieran doblarse en direcciones específicas
Los robots blandos tienen una estructura similar a la de los tejidos blandos, por lo que han sido muy útiles en numerosas situaciones, como en aplicaciones endoscópicas. Sin embargo, requieren de cámaras de actuación y conexiones de tubos, lo que dificulta reducir el tamaño de los dispositivos sin reducir también los movimientos independientes del robot. Ahora, gracias al uso de la manipulación remota, los robots magnéticos blandos superan esta limitación y pueden ser miniaturizados sin perder estos movimientos independientes.
El problema de los robots magnéticos blandos es que el control independiente de varios de ellos dentro del mismo espacio se dificulta por movimientos simultáneos no deseados de estos robots y sus interacciones. Esto se debe a que, al ser magnéticos, los imanes de ambos pueden atraerse entre sí si se encuentran muy cerca el uno del otro.
En este contexto, los investigadores del laboratorio STORM lograron con éxito el uso conjunto de dos de estos robots blandos magnéticos para la cirugía de la base del cráneo. Así, el objetivo de la investigación era lograr que un robot manejase una cámara, mientras que el otro operase un láser para remover tumores.
De este modo, llevaron a cabo una prueba empleando una réplica de cráneo, en la que los dos robots realizaron una cirugía de cerebro endonasal, técnica en la que el cirujano accede a las regiones frontales del cerebro y la parte superior de la columna a través de la nariz.
La cirugía de cerebro endonasal es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva para intervenciones en la base del cráneo. En ella, el instrumental quirúrgico es introducido por las fosas nasales del paciente, evitando cicatrices en la cara y reduciendo el tiempo de recuperación.
En la prueba, los investigadores probaron a que los robots magnéticos se movieran de forma independiente uno del otro. Para evitar que los imanes pudieran atraerse entre sí, diseñaron los cuerpos de los tentáculos de los robots para que solo pudieran doblarse en direcciones específicas, reposicionando los polos norte y sur dentro de cada tentáculo.
“Nuestros hallazgos muestran que los procedimientos de diagnóstico con una cámara, así como los procedimientos quirúrgicos completos, se pueden realizar en espacios anatómicos pequeños”
Gracias a esto, los investigadores lograron simular la extirpación de un tumor benigno de la glándula pituitaria en la base del cráneo, haciendo viable por primera vez el controlar dos robots en el interior de un área confinada del cuerpo.
“Esta es una importante contribución al campo de la robótica controlada magnéticamente”, afirmó Zaneta Koszowska, investigadora de la Escuela de Ingeniería Electrónica y Eléctrica de Leeds, que añadió que “nuestros hallazgos muestran que los procedimientos de diagnóstico con una cámara, así como los procedimientos quirúrgicos completos, se pueden realizar en espacios anatómicos pequeños”.