El sector salud, como tantos otros de la industria en el mundo y en España, ha adoptado la transformación digital como uno de sus motores para llegar más lejos en los últimos tiempos. El aumento de la productividad, la reducción de costes y la oportunidad de ofrecer un mejor servicio al paciente se han convertido en algunos de los beneficios de la adopción tecnológica.
Y es que la digitalización permite que los diagnósticos sean más rápidos y precisos, una distribución más amplia, y la terapia puede adaptarse a cada tipo de paciente. Además, permite que estos participen activamente en el control de su salud.
En esta línea de trabajo, la tecnología sanitaria abarca todo tipo de productos, dispositivos, equipos, materiales, terapias, así como soluciones desarrolladas en herramientas que permiten la integración de todos los datos de gestión de la salud, su conversión en información útil, y que el profesional sanitario disponga de dicha información en el lugar y momento en que debe tomar decisiones clínicas.
Así, Internet y las nuevas tecnologías han cambiado la visión del paciente respecto al cuidado de su salud y la relación que mantiene con su médico. Tal y como señala el ebook ‘Health Tech Tecnologías al servicio de la salud’ de Campus Sanofi, existen tres claves donde la tecnología tiene un papel fundamental en la gestión sanitaria. Por un lado, la transversalidad del trabajo en red entre profesionales, ya que “el trabajo en red y la conectividad entre profesionales permite mejorar los diagnósticos y tratamientos de los pacientes”.
Internet y las nuevas tecnologías han cambiado la visión del paciente respecto al cuidado de su salud
Por otro lado, compartir la información entre médicos de distintos hospitales y campos profesionales. Esto posibilita la optimización de recursos, la mejora en la relación con los pacientes y la disminución de costes.
Y, por último, la precisión de las pruebas diagnósticas, lo que permite detectar enfermedades, ver cómo evoluciona el paciente, adecuar el tratamiento, lo que permite un salto de calidad y mejores resultados de salud para los pacientes.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que se vive en una sociedad del conocimiento, digitalizada y en constante cambio, con profesiones que desaparecen y otros que deben reinventarse para dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos.
Por este motivo, los expertos señalan que “las competencias profesionales deben estar en continua adaptación y renovación, y en dicho cambio deben implicarse todos los responsables de la formación de los profesionales como universidades, organizaciones, autoformación, implicación de las sociedades científicas, y contar con los pacientes, escuelas de pacientes, asociaciones”. Además, deberá tenerse en cuenta la intervención en dichos cambios de los avances tecnológicos, la inteligencia artificial, la automatización y la robótica.
RETOS Y DESAFÍOS DE LA SALUD DIGITAL
Por todo ello, nadie duda de que el futuro pasa por la salud, pero esta tiene también grandes desafíos. Entre ellos, destacan, según el ebook ‘Health Tech Tecnologías al servicio de la salud’, la transición desde el paciente hasta el cliente, avanzar hacia la transformación del tratamiento a la prevención, colocar al paciente en el centro del sistema, redefiniendo procesos, procedimientos y servicios a su paso, así como alcanzar la digitalización completa de los sistemas de cuidado de la salud.
En España, la consolidación del uso de las TIC dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS), planteó varias medidas como el establecimiento de sistemas de identificación y autentificación de usuarios y profesionales del SNS o el fortalecimiento de los servicios basados en la Historia Clínica del SNS, incluyendo el despliegue de la Historia Clínica Digital y el desarrollo de nuevos servicios asistenciales y de gestión basados en la misma.
De igual modo, entre las medidas también destacan el despliegue completo del servicio de receta electrónica, en el ámbito de cada comunidad autónoma, e implantación de la receta electrónica interoperable en la totalidad del SNS, así como el impulso de estándares para la interoperabilidad y el empleo de las TIC en la gestión de enfermedades crónicas.