Los gases anestésicos (pequeñas cantidades de gases anestésicos volátiles que salen del circuito de anestesia del paciente al aire de los quirófanos o son exhalados por estos) se pueden capturar y reciclar de forma sencilla y segura en nuevos anestésicos, sugiere una nueva investigación que se presenta en Euroanaesthesia, la reunión anual de la Sociedad Europea de Anestesiología y Cuidados Intensivos (ESAIC, por sus siglas en inglés).
Datos recientes muestran que, a nivel mundial, el sistema de salud es responsable de entre el 4,5 y el 10% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. En este sentido cabe señalar que los gases anestésicos representan aproximadamente el 5% de estas emisiones.
“La mayor parte del gas anestésico que respira un paciente no se metaboliza sino que se exhala, lo que genera potentes emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera”, explica la investigadora Ana Castro.
Para reducir estas emisiones, la doctora Castro y sus colegas del Hospital Pedro Hispano, Matosinhos de Portugal, instalaron un innovador sistema de captura de gas en asociación con el proveedor del sistema Baxter-ZeoSys.
Basado en el principio de una economía circular, en la que los materiales se reutilizan durante el mayor tiempo posible, este sistema permite capturar los gases residuales antes de que se liberen a la atmósfera. Después, pueden reutilizarse potencialmente en anestésicos futuros.
Para ello se utilizaron botes de gas que contenían gránulos adsorbentes altamente porosos para atrapar el gas residual de cuatro de las máquinas de anestesia del Hospital Pedro Hispano.
"Demostramos que este sistema, que tenía una interferencia mínima en el flujo de trabajo habitual, puede reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero de la anestesia"
Los botes, que recogían el 99% de los gases anestésicos de desecho, se enviaban a una unidad industrial cuando estaban llenos para extraer y purificar los gases capturados. Recientemente se ha aprobado en Alemania y Austria el uso del sevoflurano purificado, uno de los gases captados, en nuevos anestésicos.
La instalación y operación del sistema fue sencilla. También se encontró que el sistema era seguro. Las pruebas mostraron que la calidad del aire en el quirófano era normal, lo que significa que el sistema no interfería con la calidad del aire.
Sin embargo, hubo algunos problemas menores, como alarmas que estaban diseñadas para sonar cuando los recipientes estaban llenos y los desinfectantes las activaban.
Los botes se pueden utilizar con desflurano, sevoflurano e isoflurano, tres de los gases más utilizados en anestesia. No son compatibles ni están indicados para su uso con óxido nitroso, un gas utilizado ocasionalmente como anestesia.
"Demostramos que este sistema, que tenía una interferencia mínima en el flujo de trabajo habitual, puede reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero de la anestesia", declaran los investigadores responsables.
“El cambio climático es el mayor desafío para la salud del siglo XXI. Cada industria está tratando de reducir su huella de carbono y la atención médica no debería ser diferente. Hay muchas incertidumbres en este mundo, pero la necesidad de que la atención médica haga su parte para combatir la contaminación no es una de ellas”, añade la doctora Castro.
“La aplicación del concepto de economía circular a los gases anestésicos podría crear un cambio de paradigma en la forma en que vemos y gestionamos el impacto ambiental de la anestesia”, concluye.