Un análisis de sangre identifica el tipo de ictus antes del ingreso para mejorar el tratamiento

Un análisis de sangre que detecta la proteína cerebral GFAP podría ayudar a los médicos a determinar de forma rápida el tipo de ictus para reducir el daño cerebral y mejorar la evolución de los pacientes

Dra. Love Preet Kalra, residente de neurología del Hospital RKH Klinikum Ludwigsburg de Alemania (Cortesía de la American Heart Association)
Dra. Love Preet Kalra, residente de neurología del Hospital RKH Klinikum Ludwigsburg de Alemania (Cortesía de la American Heart Association)
Diego Domingo
29 marzo 2025 | 12:00 h
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Un análisis de sangre podría distinguir las hemorragias cerebrales de los accidentes cerebrovasculares causados por coágulos, incluso antes de que las personas con síntomas de ictusacudan a urgencias. Así lo afirma un estudio de la American Stroke Association que se ha presentado en la Conferencia Internacional sobre Accidentes Cerebrovasculares 2025 celebrada en Los Ángeles. La demora en el diagnóstico y tratamiento del ictus repercute en el daño al tejido cerebral y para la salud del paciente. Pero incluso cuando los síntomas apuntan a un ictus, es crucial distinguir entre un ictus hemorrágico (sangrado) o isquémico (causado por un coágulo) antes de administrar el tratamiento. 

Este análisis suele realizarse mediante pruebas de imagen, que pueden demorarse horas mientras se estabiliza al paciente, se le lleva a urgencias y luego a radiología para un escáner cerebral, todo ello mientras las células cerebrales se están muriendo. "Es crucial diferenciar estos dos tipos de ictus porque necesitan tratamientos opuestos”, sostiene la autora principal del estudio y residente de neurología del Hospital RKH Klinikum Ludwigsburg, Dra. Love-Preet Kalra. “En el ictus isquémico hay que abrir el vaso sanguíneo obstruido con fármacos anticoagulantes o extraer físicamente el coágulo. En cambio, en un ictus hemorrágico hay que bajar la tensión arterial y administrar medicación para revertir los efectos de ciertos anticoagulantes", explica.

Los investigadores estudiaron si los niveles en sangre de la proteína ácida fibrilar glial (GFAP) podían ser útiles para diagnosticar rápidamente los tipos de ictus. La GFAP es una proteína específica del cerebro que se libera al torrente sanguíneo cuando las células cerebrales resultan dañadas o destruidas. Ya se utiliza para evaluar lesiones cerebrales traumáticas.

"Es crucial diferenciar estos dos tipos de ictus porque necesitan tratamientos opuestos”

En un estudio publicado en 2024, Kalra y su equipo descubrieron que los niveles de GFAP podían distinguir rápidamente quién sufría un ictus hemorrágico entre los pacientes que no reaccionaban. Durante la investigación evaluaron si los niveles de GFAP podían diferenciar entre un ictus hemorrágico (causado por una hemorragia) y un ictus isquémico (causado por un coágulo de sangre), así como afecciones que imitan un ictus. Esta evaluación se realizó utilizando muestras de sangre recogidas por el equipo de ambulancias de los servicios médicos de urgencias antes de que los pacientes llegaran al hospital.

El análisis reveló que los niveles de GFAP eran casi 7 veces más altos en pacientes con ictus hemorrágico que en aquellos con ictus causado por coágulos (208 picogramos por mililitro, o pg/mL, frente a 30 pg/mL); más de 4 veces superior en pacientes con ictus hemorrágico que en aquellos con ictus mímico (208 pg/mL frente a 48 pg/mL); capaz de descartar un ictus hemorrágico cuando está por debajo de 30 pg/mL en pacientes con déficits neurológicos de moderados a graves; capaz de predecir qué pacientes sufrían un ictus hemorrágico con una precisión del 90%-95% cuando se utilizaban puntos de corte basados en la edad. Estos grupos basados en la edad se distribuyeron uniformemente: por debajo de 72 años, entre 72 y 83 años, y por encima de 83 años. En particular, el punto de corte para los menores de 72 años era muy bajo.

La incidencia de hemorragias cerebrales fue mayor en los pacientes que tomaban anticoagulantesque en los que no los tomaban. "Personalmente, me sorprendieron los valores de GFAP extremadamente elevados en el ictus hemorrágico asociado a anticoagulantes y el hecho de que, en los pacientes con ictus agudo moderada o gravemente afectados, pudiera excluirse el ictus hemorrágico en todos los casos que mostraban un GFAP inferior a 30 pg/mL", afirmó Kalra.

"El tratamiento para bajar la tensión arterial y revertir la medicación anticoagulante podría realizarse en el entorno prehospitalario, lo que supondría un enorme cambio en la práctica clínica”

Si estudios más amplios confirman los resultados, Kalra indica que las mediciones tempranas de la GFAP podrían cambiar la forma de tratar a las personas con síntomas de ictus. "El tratamiento para bajar la tensión arterial y revertir la medicación anticoagulante podría realizarse en el entorno prehospitalario, lo que supondría un enorme cambio en la práctica clínica. En el futuro, incluso los anticoagulantes o el tratamiento anticoagulante podrían aplicarse antes de llegar al hospital", afirma Kalra.

Una limitación de esta prueba es que actualmente es necesario un paso de centrifugación. La GFAP también aumenta con la edad, lo que crea una zona gris en la que los pequeños accidentes cerebrovasculares hemorrágicos podrían no identificarse o confundirse con accidentes cerebrovasculares isquémicos en pacientes ancianos.

"Este estudio revela que los niveles de GFAP, un marcador de lesiones cerebrales, son más elevados en pacientes con hemorragias cerebrales que en los que sufren ictus causados por coágulos sanguíneos. Este hallazgo sugiere que la GFAP podría ser una prueba prehospitalaria útil para evaluar las lesiones cerebrales". Sin embargo, el estudio tenía un tamaño de muestra relativamente pequeño y, para que la prueba sea eficaz, tanto la sangre del paciente como la prueba de GFAP deben estar disponibles como prueba "en el punto de atención" sobre el terreno. En la actualidad, la mayoría de las ambulancias y servicios médicos de urgencias no tienen acceso a este análisis de sangre.

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