Cuando David Filgueiras, cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, se embarcó en el proyecto "Uso de tecnología de monitorización remota y señal eléctrica cardíaca en la estratificación del riesgo paciente-específico de deterioro de insuficiencia cardiaca y arritmias ventriculares potencialmente letales", tenía claro que su principal objetivo era establecer una ventana de riesgo y así poder advertir al paciente.
"En muchas ocasiones las personas que llevan implantado un desfibrilador ya han sufrido arritmias graves pero, en ocasiones, tras un nuevo evento la descarga eléctrica no es suficiente y la persona fallece", explica Filgueiras, que agrega que, incluso en el caso de que la persona sobreviviese, fuese ser un hecho muy traumático: "Hay gente que tiene pesadillas con que sufre una descarga o incluso hay que derivarles a Psiquiatría y necesitan tomar medicación".
Se ha logrado un sensibilidad y especificidad de en torno al 85-90% en personas con insuficiencia cardiaca
Por ello, la prevención es tan importante y, con este algoritmo desarrollado tras analizar los datos de 51 hospitales y 4.618 pacientes, se ha logrado un sensibilidad y especificidad de en torno al 85-90% en personas con insuficiencia cardiaca con deterioro de la fuerza contractil del corazón.
Sin embargo, es necesario que los resultados obtenidos en esta cohorte de desarrollo sean validados por una cohortes externas, en la que participarán 8 hospitales y en la que se estima se analizarán en torno a 30.000 registros de pacientes. "La validación del algoritmo nos va a llevar un año y medio aproximadamente", puntualiza el investigador, que insiste en que, sin el dinero del premio, este plazo podría haber sido el doble.
¿CÓMO FUNCIONA EL ALGORITMO?
Tal y como explica Filguerias, la clave son las señales eléctricas que envían los propios dispositivos de desfibrilación: "Hemos propuesto que determinados cambios que ocurren en el corazón a raíz de esa dilatación por la insuficiencia cardiaca afectan a la señal eléctrica cardiaca que detecta ese cable que está implantado con el desfibrilador. Y estas variaciones, añadidas a otros parámetros, nos permiten poder predecir las ventanas de riesgo".
Estas ventanas son temporales y pueden variar con el tiempo. Es decir, en un momento dado se puede informar de que las probabilidades de sufrir un evento cardiaco es del 60% pero, unos meses después, que esta descienda al 2%. Según detalla el cardiólogo, aunque esta información no dé fechas exactas, sí que ayuda a adaptar la medicación del paciente y a monitorizar más en detalle su situación.
Una de las grandes ventajas es que se puede establecer la ventana de riesgo sin necesidad de que el paciente acuda al hospital
"Aproximadamente desde el año 2010, estos dispositivos de desfibrilación tienen opción de transmitir la señal eléctrica de forma rutinaria al personal médico que está a cargo de ese paciente. Esa señal eléctrica está en un servidor seguro y los médicos pueden acceder a esa señal. Esto es una gran ventaja, porque sin necesidad de que la persona venga al hospital, nosotros disponemos de su información eléctrica en una especie de nube protegida", desarrolla el investigador.
PREMIADO POR LA FUNDACIÓN ASTRAZÉNECA
Recibir esta beca de 225.000€ para continuar con la investigación ha supuesto, por tanto, un desahogo para los investigadores, que agradecen que con esa nueva liquidez hayan podido incluir dos nuevos hospitales, un total de ocho, en la cohorte de validación. Asimismo, el dinero les permitirá pagar a las personas que trabajan en el proyecto para que tengan una dedicación exclusiva y, por tanto, acelerar los plazos para obtener resultados.
"Los pasos están muy avanzados. Yo creo que eso también lo han valorado mucho los evaluadores, un proyecto que está en una fase avanzada, con alta probabilidad de éxito", argumentaba Filgueiras, que confirma que en los dos años que tienen para terminar la investigación, además de incluir el análisis completo, también se tienen en cuenta el proceso de comunicación científica y la publicación.
Asimismo, ha defendido que su propósito es que, una vez demuestren la validez del algoritmo, este pueda ser de conocimiento libre. "Nosotros no tenemos una patente sobre este tipo de estrategia y una vez lo publiquemos, va a estar disponible a todo el mundo que lo quiera utilizar y implementar, ya sean empresas u organismos de asistencia sanitaria", concluye el cardiólogo.