Internet y los dispositivos móviles como los smartphones y las tablets vinieron para hacernos la vida más fácil. Sin embargo, abusar de estos avances tecnológicos puede acarrear consecuencias negativas, en forma de trastornos físicos y mentales de diversa índole. Tal es la situación, que la Medicina ya ha registrado la aparición de enfermedades exclusivas de la era digital y que son fruto de la enorme dependencia que hemos desarrollado hacia dichos avances.
A medida que transcurre el siglo XXI, son más comunes la adicción al teléfono, las vibraciones “fantasma”, los trastornos físicos como el denominado “dedo de Blackberry” e incluso en países como China, Taiwan o Corea del Sur, por increíble que parezca, se han registrado en los últimos años muertes de personas que, enganchadas a los juegos online, pasaron decenas de horas frente a la pantalla del ordenador hasta sufrir colapsos por agotamiento excesivo.
"NOMOFOBIA" Y "CIBERADICCIÓN"
Salir de casa sin el teléfono móvil en el bolsillo es algo prácticamente impensable en la sociedad de nuestros días. Olvidar este dispositivo genera en muchos de nosotros una enorme inseguridad, la misma -o puede que más- que si nos hubiéramos olvidado las llaves o la cartera. Y es que son tantas las tareas que nos hemos acostumbrado a llevar a cabo a través de estos aparatos, que muchas personas ya no saben vivir sin ellos.
De la abreviatura de la expresión “no-mobile-phone-phobia”, nace un término acuñado por la Oficina de Correos Británica, la cual, preocupada por la sumisión que este aparato causa en algunos usuarios, encargó en 2010 un estudio al respecto al instituto demoscópico YuGov. Entre otros resultados, la investigación reveló que la “nomofobia” la padecen el 53% de usuarios ingleses de teléfonos móviles. Asimismo, el estudio descubrió que son los varones quienes más la sufren, aunque los peores síntomas los experimentan las mujeres. Y en lo que respecta a rangos de edad, la “nomofobia” se da en mayor medida entre los adolescentes.
En una línea similar se halla la dependencia “online” o, según la denominan algunos expertos, “ciberadicción”, la cual sufren aquellas personas que necesitan estar conectadas constantemente a Internet, ya sea por motivos laborales, para comunicarse o porque se hallan “enganchados” a populares videojuegos en línea como “World of Warcraft” o “League of Legends”, por citar algunos.
No obstante, y a pesar de la insistencia de diversos estudiosos e importantes miembros de la Asociación Americana de Psiquiatría, la existencia de la “ciberadicción” está en entredicho y aún no se halla presente en el DSM, el manual más empleado del mundo para el diagnóstico de desórdenes mentales. Es por ello que la mayoría de “ciberadictos” son diagnosticados con criterios empleados para las adicciones a determinadas sustancias -como el alcohol o las drogas- o los juegos de azar.
Centrándonos en el asunto de los juegos en línea, la obsesión que producen en algunos usuarios supone un verdadero problema en varios países asiáticos. En Corea del Sur este tipo de juegos manejan cifras de usuarios verdaderamente obscenas y entre 2005 y 2010 hubo años en los que en dicha nación, se llegaron a registrar hasta casi diez muertes causadas por el enorme cansancio tras decenas de horas delante del monitor.
Siguiendo en Asia, si nos vamos a Japón encontramos a los llamados “hikikomoris”. Se trata de personas, en su mayoría varones que, ante una agudísima fobia social, deciden abandonar el mundo exterior y encerrarse para siempre en espacios aislados como sus habitaciones. La causa de este trastorno no se halla en las nuevas tecnologías pero, según lo arrojado por varios estudios, los casos de este tipo se habrían disparado con la llegada de Internet, ya que la red de redes facilita un mundo virtual donde estos individuos pueden refugiarse. Y aunque la mayoría de “hikikomoris” rechazan el trabajo y los estudios, algunos de ellos trabajan online y encargan que les lleven a domicilio la comida que necesitan para sobrevivir.
Sin embargo, los “hikikomoris” no son un fenómeno exclusivamente japonés, ya que el Instituto deNeuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona advirtió en 2014 de la existencia de este fenómeno también en España, tras registrar más de 100 casos en nuestro país, con un aislamiento medio por afectado de hasta casi 40 meses.
OTROS TRASTORNOS MENTALES
La dependencia excesiva hacia los smartphones también ha propiciado el “síndrome de la llamada imaginaria” -o “fantasma”-, consistente en la alucinación de que el teléfono ha sonado o vibrado, cuando no ha sido así. Se da en períodos de mucho estrés y algunos estudios apuntan a que podría afectar hasta el 70% de usuarios de estos dispositivos.
En este sentido, una investigación de la Fundación Telefónica publicada en 2015 cita la conocida como “apnea del Whatsapp”, sufrida por quienes chequean constantemente esta aplicación, hasta el punto de que el 42% de los españoles consulta cada hora su móvil en busca de mensajes. Siguiendo con “Whatsapp”, en los últimos meses igualmente se está hablando del “síndrome del doble check”. Se trata del estado de ansiedad derivado de comprobar que un destinatario no responde a lo que le escribimos.
Facebook es otra aplicación a la que también se asocian algunos trastornos, como la “depresión del Facebook”, padecida por aquellos que pasan horas y horas consultando perfiles y fotos del pasado, sumiéndose en la tristeza tras recordar momentos felices que no volverán.
Nuestra memoria también se ha visto mermada con la llegada de las nuevas tecnologías, o así lo afirman los defensores del “efecto Google”, situación que se origina cuando nuestro cerebro comienza a olvidar datos o se niega a retenerlos, gracias a la facilidad de acceso a la información que nos ofrece Internet.
DOLENCIAS FÍSICAS
La mente no es la única posible víctima de los últimos avances tecnológicos. Las tendinitis y las patologías cervicales se han incrementado en los últimos años debido a que, gracias a los móviles y los ordenadores portátiles, podemos trabajar en cualquier lugar, sin preocuparnos de la ergonomía.
Así, aunque no se trata de una enfermedad nueva, el síndrome del túnel carpiano -presión excesiva ejercida sobre el nervio de la muñeca- ha dejado de ser una afección exclusiva de las personas mayores, a causa de las malas posturas adoptadas a la hora de emplear el ratón y el teclado del ordenador, algo que también puede provocar el temido codo de tenista -inflamación de la parte superior del brazo debido a una flexión repetitiva-.
Con todas estas dolencias físicas, ya hay facultades, como la de Medicina Chapel Hille de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) que desde 2010 se atreven a hablar de “laptopitis” -o “portatilits”, en su graciosa traducción al castellano-, enfermedad que englobaría las diversas molestias oculares, musculares y mentales causadas por el abuso y mal uso de los ordenadores portátiles.
Aunque los nuevos dispositivos móviles y la red de redes han traído grandes beneficios a la sociedad, todas las dolencias recogidas en este artículo nos alertan de que conviene estar prevenidos y cuidarse del abuso y mal uso de estos avances tan atractivos, antes de que sea tarde y desarrollemos una afección de difícil solución.
A medida que transcurre el siglo XXI, son más comunes la adicción al teléfono, las vibraciones “fantasma”, los trastornos físicos como el denominado “dedo de Blackberry” e incluso en países como China, Taiwan o Corea del Sur, por increíble que parezca, se han registrado en los últimos años muertes de personas que, enganchadas a los juegos online, pasaron decenas de horas frente a la pantalla del ordenador hasta sufrir colapsos por agotamiento excesivo.
"NOMOFOBIA" Y "CIBERADICCIÓN"
Salir de casa sin el teléfono móvil en el bolsillo es algo prácticamente impensable en la sociedad de nuestros días. Olvidar este dispositivo genera en muchos de nosotros una enorme inseguridad, la misma -o puede que más- que si nos hubiéramos olvidado las llaves o la cartera. Y es que son tantas las tareas que nos hemos acostumbrado a llevar a cabo a través de estos aparatos, que muchas personas ya no saben vivir sin ellos.
La nomofobia consiste en el miedo irracional e incontrolable que provoca la ausencia del teléfono móvil, circunstancia que puede generar dolores de cabeza y de estómago, pensamientos obsesivos y, en los casos más extremos, hasta taquicardias y ansiedad
En este sentido, ya se habla en la actualidad de “nomofobia”, un trastorno que crece cada año y que padecen muchos ciudadanos sin ser mínimamente conscientes de ello. Consiste en el miedo irracional e incontrolable que provoca la ausencia del teléfono móvil, circunstancia que puede generar dolores de cabeza y de estómago, pensamientos obsesivos y, en los casos más extremos, hasta taquicardias y ataques de ansiedad.De la abreviatura de la expresión “no-mobile-phone-phobia”, nace un término acuñado por la Oficina de Correos Británica, la cual, preocupada por la sumisión que este aparato causa en algunos usuarios, encargó en 2010 un estudio al respecto al instituto demoscópico YuGov. Entre otros resultados, la investigación reveló que la “nomofobia” la padecen el 53% de usuarios ingleses de teléfonos móviles. Asimismo, el estudio descubrió que son los varones quienes más la sufren, aunque los peores síntomas los experimentan las mujeres. Y en lo que respecta a rangos de edad, la “nomofobia” se da en mayor medida entre los adolescentes.
En una línea similar se halla la dependencia “online” o, según la denominan algunos expertos, “ciberadicción”, la cual sufren aquellas personas que necesitan estar conectadas constantemente a Internet, ya sea por motivos laborales, para comunicarse o porque se hallan “enganchados” a populares videojuegos en línea como “World of Warcraft” o “League of Legends”, por citar algunos.
No obstante, y a pesar de la insistencia de diversos estudiosos e importantes miembros de la Asociación Americana de Psiquiatría, la existencia de la “ciberadicción” está en entredicho y aún no se halla presente en el DSM, el manual más empleado del mundo para el diagnóstico de desórdenes mentales. Es por ello que la mayoría de “ciberadictos” son diagnosticados con criterios empleados para las adicciones a determinadas sustancias -como el alcohol o las drogas- o los juegos de azar.
Centrándonos en el asunto de los juegos en línea, la obsesión que producen en algunos usuarios supone un verdadero problema en varios países asiáticos. En Corea del Sur este tipo de juegos manejan cifras de usuarios verdaderamente obscenas y entre 2005 y 2010 hubo años en los que en dicha nación, se llegaron a registrar hasta casi diez muertes causadas por el enorme cansancio tras decenas de horas delante del monitor.
En 2010 el gobierno surcoreano aprobó una polémica medida, consistente en restringir el número de horas diarias de cada jugador online
Ante tal situación, en 2010 el gobierno surcoreano aprobó una polémica medida, consistente en restringir el número de horas diarias de cada jugador. En concreto, el Ministerio de Industria tiene el control sobre algunos de los juegos online más populares, y en ellos se obliga a los usuarios a seleccionar una franja temporal, dentro de la cual les es imposible conectarse.Siguiendo en Asia, si nos vamos a Japón encontramos a los llamados “hikikomoris”. Se trata de personas, en su mayoría varones que, ante una agudísima fobia social, deciden abandonar el mundo exterior y encerrarse para siempre en espacios aislados como sus habitaciones. La causa de este trastorno no se halla en las nuevas tecnologías pero, según lo arrojado por varios estudios, los casos de este tipo se habrían disparado con la llegada de Internet, ya que la red de redes facilita un mundo virtual donde estos individuos pueden refugiarse. Y aunque la mayoría de “hikikomoris” rechazan el trabajo y los estudios, algunos de ellos trabajan online y encargan que les lleven a domicilio la comida que necesitan para sobrevivir.
Sin embargo, los “hikikomoris” no son un fenómeno exclusivamente japonés, ya que el Instituto deNeuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona advirtió en 2014 de la existencia de este fenómeno también en España, tras registrar más de 100 casos en nuestro país, con un aislamiento medio por afectado de hasta casi 40 meses.
OTROS TRASTORNOS MENTALES
La dependencia excesiva hacia los smartphones también ha propiciado el “síndrome de la llamada imaginaria” -o “fantasma”-, consistente en la alucinación de que el teléfono ha sonado o vibrado, cuando no ha sido así. Se da en períodos de mucho estrés y algunos estudios apuntan a que podría afectar hasta el 70% de usuarios de estos dispositivos.
En este sentido, una investigación de la Fundación Telefónica publicada en 2015 cita la conocida como “apnea del Whatsapp”, sufrida por quienes chequean constantemente esta aplicación, hasta el punto de que el 42% de los españoles consulta cada hora su móvil en busca de mensajes. Siguiendo con “Whatsapp”, en los últimos meses igualmente se está hablando del “síndrome del doble check”. Se trata del estado de ansiedad derivado de comprobar que un destinatario no responde a lo que le escribimos.
Facebook es otra aplicación a la que también se asocian algunos trastornos, como la “depresión del Facebook”, padecida por aquellos que pasan horas y horas consultando perfiles y fotos del pasado, sumiéndose en la tristeza tras recordar momentos felices que no volverán.
Los cibercondríacos son individuos obsesionados de manera enfermiza con su estado de salud, consultan en Internet todo aquello que les podría afectar, llegando en ocasiones a autodiagnosticarse e incluso automedicarse
Igualmente Internet nos ha traído la “cibercondría”, un neologismo alumbrado por los investigadoresRyen White y Eric Horvitz de Microsoft Research, para referirse a lo que también podríamos llamar “hipocondría 2.0”. Los “cibercondríacos” serían los individuos que, obsesionados de manera enfermiza con su estado de salud, consultan en Internet todo aquello que les podría afectar, llegando en ocasiones a autodiagnosticarse e incluso automedicarse, lo que puede originar consecuencias graves.Nuestra memoria también se ha visto mermada con la llegada de las nuevas tecnologías, o así lo afirman los defensores del “efecto Google”, situación que se origina cuando nuestro cerebro comienza a olvidar datos o se niega a retenerlos, gracias a la facilidad de acceso a la información que nos ofrece Internet.
DOLENCIAS FÍSICAS
La mente no es la única posible víctima de los últimos avances tecnológicos. Las tendinitis y las patologías cervicales se han incrementado en los últimos años debido a que, gracias a los móviles y los ordenadores portátiles, podemos trabajar en cualquier lugar, sin preocuparnos de la ergonomía.
Así, aunque no se trata de una enfermedad nueva, el síndrome del túnel carpiano -presión excesiva ejercida sobre el nervio de la muñeca- ha dejado de ser una afección exclusiva de las personas mayores, a causa de las malas posturas adoptadas a la hora de emplear el ratón y el teclado del ordenador, algo que también puede provocar el temido codo de tenista -inflamación de la parte superior del brazo debido a una flexión repetitiva-.
Ya hay facultades, como la de Medicina Chapel Hille de la Universidad de Carolina del Norte que desde 2010 se atreven a hablar de “laptopitis”, enfermedad que engloba molestias oculares, musculares y mentales causadas por el abuso y mal uso de los portátiles
En el ámbito de las nuevas dolencias físicas se halla el “dedo e Blackberry”, que consiste en una sobrecarga en el dedo pulgar, originada en el uso prologando del smartphone y que está emparentada con lo que en el pasado se conocía como artrosis de las costureras.Con todas estas dolencias físicas, ya hay facultades, como la de Medicina Chapel Hille de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) que desde 2010 se atreven a hablar de “laptopitis” -o “portatilits”, en su graciosa traducción al castellano-, enfermedad que englobaría las diversas molestias oculares, musculares y mentales causadas por el abuso y mal uso de los ordenadores portátiles.
Aunque los nuevos dispositivos móviles y la red de redes han traído grandes beneficios a la sociedad, todas las dolencias recogidas en este artículo nos alertan de que conviene estar prevenidos y cuidarse del abuso y mal uso de estos avances tan atractivos, antes de que sea tarde y desarrollemos una afección de difícil solución.