Investigadores de la Universidad de Washington han creado un sensor portátil que puede desecharse después de cada uso debido a su bajo coste. Este aparato permite detectar movimientos tales como la fuerza de los dedos, los latidos del corazón o el movimiento de los ojos. El líder de la investigación ha sido un estudiante de la Universidad de Ingeniería de Washington, Jinyuan Zhang.
Este tipo de sensores especializados de alta calidad y al mismo tiempo baratos suelen ser difíciles de crear debido al elevado coste de los materiales. Sin embargo, este dispositivo puede ser desechado después de cada uso ya que su principal material son toallitas de papel impregnadas con nanotubos de carbono.
Estos sensores se pueden desechar después de cada uso debido a que está formado por toallitas de papel impregnadas con nanotubos de carbono
"Se pueden utilizar estos sensores y después de un solo uso, desecharse", afirma el profesor asociado de ingeniería mecánica de la Universidad de Washington, JaeHyun Chung. Para crearlas, los investigadores rociaron a las totallitas de papel una solución de agua que contenía nanotubos de carbono. Éstos se adherían al papel y formaban el material.
Asimismo, cuando el dispositivo se estira, se dobla o se rompe, las capacidades de conductividad eléctrica de los nanotubos cambian. Según los científicos, los sensores pueden tener aplicaciones en una variedad de campos, entre los que destacan el movimiento de los ojos, monitorizar la forma de andar de una persona o los movimientos de una persona en un juego. Para rastrear el movimiento de los ojos los sensores de adhieren a unas gafas.