Pese a que la palabra 'herida' no suele estar asociada a ‘peligro’, algunas son más letales de lo que la gente cree. Es el caso de heridas crónicas como úlceras diabéticas, heridas quirúrgicas o las lesiones por presión. Los pacientes con este tipo de heridas enfrentan una tasa de supervivencia a cinco años de cerca del 70%. Esta cifra es peor que la del cáncer de mama, el cáncer de próstata y otras enfermedades similares. A su vez, el coste del tratamiento de estas lesiones es importante: solo en Estados Unidos, se estima en 28.000 millones de dólares anuales.
A diferencia de las heridas agudas, que siguen un camino predecible a través de lesión, inflamación y curación, las heridas crónicas son complejas e impredecibles, presentan un mayor riesgo de infección, tiempos de curación más lentos y potencialmente conducen a complicaciones graves como amputación o sepsis.
Con el objetivo de hacer frente a esta situación, un grupo de investigadores está desarrollando tecnologías de vanguardia para transformar el cuidado de las heridas, incluidos vendajes inteligentes diseñados para detectar y adaptarse automáticamente a los cambios de dentro de una herida. Dichos apósitos podrían proporcionar datos constantemente sobre el progreso de la curación y posibles complicaciones, como infecciones o inflamación inusual. Incluso podrían administrar tratamientos directamente si fuese necesario.
Una vez recopilados los datos, el vendaje inteligente podría analizarlos con la ayuda de algoritmos de aprendizaje automático, facilitando un seguimiento y tratamiento rápidos y eficaces
Ingenieros de la Facultad de Medicina Keck de la USC (Los Ángeles, Estados Unidos), crearon y probaron un vendaje inteligente en modelos animales. Así, desarrollaron un nuevo tipo de ‘piel cibernética’ que, además de ayudar a curar heridas, mide y gestiona activamente el proceso de curación, ayudando a los pacientes a recuperarse más rápido. También son capaces de monitorizar de forma inalámbrica biomarcadores metabólicos e inflamatorios vitales en los fluidos de las heridas.
Una vez recopilados los datos, el vendaje inteligente podría analizarlos con la ayuda de algoritmos de aprendizaje automático, facilitando un seguimiento y tratamiento rápidos y eficaces, tanto en un entorno clínico como de forma remota. El vendaje podría comunicar alertas y proporcionar tratamientos en tiempo real a pacientes y proveedores de atención médica a través de Bluetooth.
Para desarrollar esta tecnología, el equipo integró recientes innovaciones de la ciencia de los materiales, la nanotecnología o la salud digital. Gracias a su avanzada tecnología de vendaje inteligente, diseñada para mejorar y participar de forma activa del proceso de curación, los proveedores de atención sanitaria podrán emplear apósitos inteligentes con tecnología inalámbrica que detecten signos de inflamación, infecciones o problemas de flujo sanguíneo.
“Lo sorprendente es que en la curación de heridas no hemos utilizado esas medidas provisionales, todo lo que hemos hecho es el equivalente a medir a alguien en medio de un ataque cardíaco”
El enfoque de la herramienta es similar a la detección temprana del colesterol alto en las enfermedades cardiacas, donde el tratamiento podría comenzar con estatinas. Un cuidado de heridas receptivo podría salvar vidas y mejorar sustancialmente la calidad de vida de muchos pacientes, de los que casi la mitad presentan depresión clínica y muchos de ellos luchan a diario con la movilidad, el dolor y el manejo de las heridas.
Ahora, los siguientes pasos a seguir se centran en explorar una nueva estrategia para el cuidado de heridas que emplea tecnología de ultrasonidos para dirigir tratamientos de terapia génica. Estos están destinados a estimular el crecimiento de vasos sanguíneos en los músculos de la pantorrilla, y permitirían reducir el riesgo de amputación en pacientes con úlceras en las piernas.
“Lo sorprendente es que en la curación de heridas no hemos utilizado esas medidas provisionales. Todo lo que hemos hecho es el equivalente a medir a alguien en medio de un ataque cardíaco”, comenta David G. Armstrong, profesor de cirugía y cirugía neurológica en la Facultad de Medicina Keck. "El desarrollo de estos diagnósticos complementarios provisionales es fundamental", concluye.