Vacunas de refuerzo en terapias CAR-T contra cánceres sólidos: los avances de la ingeniería celular

Investigadores han desarrollado una vacuna que permitirá que las terapias CAR-T también sean eficaces en tumores sólidos

Muestras de laboratorio siendo manipuladas (Foto. Freepik)
Muestras de laboratorio siendo manipuladas (Foto. Freepik)
12 julio 2023 | 00:00 h
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Las terapias avanzadas o terapias CAR-T han demostrado, en apenas tres años (que es cuando llegaron a España) que son una de las herramientas esenciales para el abordaje de cánceres hematológicos. Su poder para hacer que las células inmunitarias llamadas células T luchen contra tumores y destruyan las células cancerosas y sus “impresionantes” resultados, como exponía a Consalud.es el Dr. José Antonio Pérez Simón, jefe de Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla tras  recibir la autorización de la Aemps para fabricar células CAR-T, han animado a los investigadores a ampliar su uso más allá hacia cánceres sólidos.

En este sentido, el hecho de que el sistema inmune tiene que enfrentar células muy parecidas a las que tiene que proteger, ha supuesto durante los últimos años el principal escollo que superar. En el caso concreto de las terapias avanzadas otro problema a los que se enfrentan los investigadores es que estas se dirigen a un solo antígeno que no está presente en todos los tumores, principalmente cuando hablamos de neoplasias.

Una vacuna que aumenta la respuesta de las células CAR-T ayuda al sistema inmunitario a generar nuevas células T que se dirigen a otros antígenos tumorales

Sin embargo, aunque las terapias CAR-T por un lado y el desarrollo de vacunas contra el cáncer por otro no han conseguido de momento curar o prevenir cánceres como el de la piel o cerebrales, existen varios ensayos clínicos en marcha e investigaciones que están avanzando en el proceso.

En este sentido, un estudio publicado en la revista Cell desarrollado por investigadores del MIT, han mostrado que una vacuna que aumenta la respuesta de las células T modificadas genéticamente, conocidas como células T receptoras de antígenos quiméricos (CAR), ayuda al sistema inmunitario a generar nuevas células T que se dirigen a otros antígenos tumorales.

REFUERZOS CON VACUNAS

Las primeras fases de estudio en ratones han demostrado que esta combinación de ambas inmunoterapias hace “mucho más probable” la “erradicación” de los tumores. El estudio se centro en el gliobastoma, un tipo de cáncer cerebral para el que existen actualmente importantes investigaciones en marcha. Este tumor cuenta con diferentes antígenos, y no solo al que va dirigido las terapias avanzadas desarrolladas e incluso comercializadas para el abordaje hematooncológico.

Ya en 2019 los investigadores demostraron que la vacuna en ratones después de administrar células CAR-T, si se dirigía al mismo antígeno que estas terapias, era absorbida por las células inmunitarias allí donde las CAR-T quedaban expuestas. Además, ayudó al sistema inmune del huésped a generar células T que se dirigían a otros antígenos tumorales.

"Este refuerzo de la vacuna parece impulsar un proceso llamado propagación de antígenos, en el que su propio sistema inmunitario colabora con las células CAR-T para eliminar tumores más allá de los que va dirigido las terapias", manifiesta Darrell Irvine,  profesor en los departamentos de Ingeniería Biológica y de Ciencia e Ingeniería de Materiales del MIT, miembro del Instituto Koch para la Investigación Integral del Cáncer del MIT y del Instituto Ragon de MGH, MIT y Harvard.

Los autores descubrieron que incluso en tumores en los que solo el 50% de las células tumorales expresaban el antígeno objetivo, alrededor del 25% de los tumores aún podían erradicarse mediante una combinación de células CAR-T y células T del huésped

En concreto, los ratones que recibieron este elemento potenciador en su tratamiento contra el gliobastoma vivieron modificaciones metabólicas tras la administración de la terapia que llevó a una producción de interferón gamma que estimula una respuesta inmune “fuerte”. “Esto ayuda a las células T a superar el entorno inmunosupresor del tumor, que normalmente apaga cualquier célula T cercana”, destacan los investigadores. Las células inmunitarias generadas por parte del sistema inmune del propio ratón a partir de ese apoyo de las vacunas permitió también dirigirse a otros antígenos y destruir las células tumorales.

Los autores descubrieron que incluso en tumores en los que solo el 50% de las células tumorales expresaban el antígeno objetivo, alrededor del 25% de los tumores aún podían eliminarse mediante una combinación de células CAR-T y células T del huésped. La tasa de éxito fue mayor para los tumores con mayores niveles del antígeno diana. Cuando el 80% de las células tumorales expresaron el antígeno objetivo de las células CAR-T, los tumores se eliminaron en aproximadamente el 80% de los ratones. “Esto nos permite lidiar con la heterogeneidad de antígenos de los tumores sólido y permitirá ingresar y matar las células tumorales a las que no atacan las células CAR-T”, concluye Irvine.

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