Las causas de enfermedades neurológicas complejas como el Alzheimer o la esclerosis múltiple siguen siendo una incógnita para científicos y médicos que se interponen en el camino del diagnóstico precoz y los tratamientos eficaces. Incluso entre gemelos idénticos que comparten los mismos factores genéticos de riesgo, uno puede desarrollar una enfermedad neurológica concreta y el otro no.
Esto se debe a que, a diferencia de enfermedades como la fibrosis quística o la anemia falciforme, causadas por un único gen, la mayoría de los trastornos neurológicos están asociados a muchas variantes genéticas raras, a veces cientos. Y por sí solas, estas variantes no pueden predecir quién desarrollará la enfermedad, ya que las afecciones neurológicas también están muy influidas por factores ambientales y riesgos vasculares como la hipertensión arterial, el envejecimiento, las cardiopatías o la obesidad.
Pero la doctora Katerina Akassoglou, investigadora principal de los Institutos Gladstone hay un hilo conductor que a menudo se pasa por alto y que conecta la mayoría de las enfermedades neurológicas, que es que están marcadas por una reacción inmunitaria tóxica causada por la sangre que se filtra en el cerebro a través de vasos sanguíneos dañados. "Las interacciones entre el cerebro, los vasos sanguíneos y el sistema inmunitario son un hilo conductor en el desarrollo y la progresión de muchas enfermedades neurológicas que tradicionalmente se han considerado afecciones muy diferentes", afirma Akassoglou. "Sabiendo que la sangre filtrada es un motor clave de la inflamación cerebral, ahora podemos abordar estas enfermedades desde un ángulo diferente", añade.
NEUTRALIZAR AL CULPABLE
Akassoglou y su laboratorio llevan mucho tiempo investigando cómo la sangre que se filtra en el cerebro desencadena enfermedades neurológicas, básicamente secuestrando el sistema inmunitario del cerebro y desencadenando una cascada de efectos nocivos, a menudo irreversibles, que dañan las neuronas.
Una proteína sanguínea en particular -la fibrina, que normalmente interviene en la coagulación de la sangre- es la responsable de desencadenar esta cascada perjudicial. El proceso se ha observado en enfermedades tan diversas como el Alzheimer, las lesiones cerebrales traumáticas, la esclerosis múltiple, los partos prematuros e incluso el COVID-19. Sin embargo, Akassoglou y su equipo descubrieron que el proceso podía prevenirse o interrumpirse "neutralizando" la fibrina para desactivar sus propiedades tóxicas, un método que parece proteger contra muchas enfermedades neurológicas cuando se prueba en modelos animales.
"Estamos ante una nueva oportunidad para el descubrimiento de fármacos que va más allá de abordar únicamente los genes o los factores ambientales"
"Como primer paso, sabemos que neutralizar la fibrina reduce la carga que supone la disfunción vascular", afirma Akassoglou. Independientemente de la causa inicial de las fugas de sangre, ya sea un traumatismo craneal, autoinmunidad, mutaciones genéticas, amiloide cerebral o infección, neutralizar la fibrina parece ser protector en múltiples modelos animales de enfermedad. Los científicos desarrollaron previamente un fármaco, un anticuerpo monoclonal terapéutico, que ataca específicamente las propiedades inflamatorias de la fibrina sin afectar a su papel esencial en la coagulación sanguínea. Esta inmunoterapia dirigida a la fibrina ha demostrado, en ratones, proteger frente a la esclerosis múltiple y el Alzheimer, y tratar los efectos neurológicos de la COVID-19.
UNA NUEVA ERA DE INVESTIGACIÓN CEREBRAL
Los investigadores sostienen que las enfermedades neurológicas aparentemente dispares deben considerarse de forma diferente a la luz de las nuevas investigaciones sobre la interfaz hematoencefálica-inmunitaria. Afirman que en la próxima década los avances científicos surgirán de redes de colaboración entre inmunólogos, neurocientíficos, hematólogos, genetistas, informáticos, físicos, bioingenieros, desarrolladores de fármacos e investigadores clínicos. Estas asociaciones, forjadas entre el mundo académico, la industria y las fundaciones, catalizarán la innovación en el descubrimiento de fármacos y transformarán la práctica médica de las enfermedades neurológicas.
"Se trata de una nueva oportunidad para el descubrimiento de fármacos que va más allá de abordar únicamente los genes o los factores ambientales", afirma Akassoglou. "Para dar paso a esta nueva era, debemos aprovechar las nuevas tecnologías y adoptar un enfoque interdisciplinario que tenga en cuenta las importantes funciones de los sistemas inmunitario y vascular en la neurodegeneración".