Desarrollan un nuevo radiofármaco que transporta las dosis de radiación directamente a los tumores

Investigadores sudafricanos han desarrollado un radiofármaco que va directamente a las células cancerosas de varios tipos de tumores, evitando dañar los tejidos sanos.

El radiofármaco se administra mediante una inyección (FOTO: Freepik)
El radiofármaco se administra mediante una inyección (FOTO: Freepik)
Manuel Gamarra
12 enero 2025 | 12:00 h

Cuando una persona que padece cáncer se somete a un tratamiento como el de la quimioterapia, la radiación que recibe no le llega directamente a los tumores, sino que antes pasa por toda una serie de tejidos sanos que se pueden ver dañados. Por eso, con el objetivo de hacer frente a esta problemática, un grupo de investigadores sudafricanos ha demostrado, por primera vez, que una ‘miniproteína’ es capaz de “apuntar” directamente a las células cancerosas de varios tipos de tumores, evitando así dañar a los tejidos sanos.

Son células tumorales que en su superficie expresan, a su vez, una proteína llamada nectina-4, que se suele encontrar en varios tipos de cáncer. Comandado por Mike Sathekge, profesor y jefe del Departamento de Medicina Nuclear de la Universidad de Pretoria y del Hospital Académico Steve Biko, el estudio fue presentado el pasado viernes 18 de octubre en Barcelona en el 36º Simposio EORTC-NCI-AACR sobre objetivos moleculares y terapias contra el cáncer.

“Queríamos abordar la brecha en la atención a los pacientes cuyo cáncer había crecido más allá de la parte del cuerpo en la que se originó"

A esta ‘miniproteína’ la han denominado AKY-1189, y, con ella, resalta Sathekge, es la primera vez que se ve una tecnología “completamente nueva” para la radiación dirigida. También es el primer compuesto radiofarmacológico diseñado para administrar una dosis terapéutica de actinio-225, un elemento radioactivo que actúa específicamente sobre la citada nectina-4, antígeno asociado en un 50%, 49% y 86% con carcinomas de mama, ovario y pulmón, respectivamente.

No obstante, también ha aparecido en muchos cánceres de vejiga, cabeza y cuello, intestino o cuello uterino. “Queríamos abordar la brecha en la atención a los pacientes cuyo cáncer había crecido más allá de la parte del cuerpo en la que se originó, o se había propagado a otras partes del cuerpo”, señala el investigador sudafricano. “Los resultados muestran cómo AKY-119 es capaz de dirigirse específicamente a la nectina-4 con un efecto mínimo o nulo de la radiación en las células sanas. Esperamos poder conocer los resultados de los próximos ensayos clínicos a su debido tiempo”, añade el profesor Timothy A. Yap, del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas y copresidente del simposio EORTC-NCI-AACR.

RESULTADOS MUY PROMETEDORES PARA EL FUTURO

Para llegar hasta estos resultados, lo primero que tuvieron que hacer los investigadores fue obtener permiso para utilizar su miniproteína. Después, tomaron imágenes de veinte pacientes: nueve tenían cáncer de vejiga metastásico, tres cáncer de mama también metastásico, tres cáncer de cuello uterino, dos cáncer colorrectal, y tres cáncer de pulmón.

Les administraron para ello una única inyección de AKY-1189, que es la cantidad que se suele utilizar habitualmente para obtener imágenes con radiofármacos, y, una vez obtenidas las imágenes, examinaron a todos los pacientes una, dos y tres horas más tarde utilizando tomografía computarizada (PET-CT). De esta manera, pudieron evaluar cómo de bien había actuado el fármaco sobre los tumores y qué cantidad de la dosis habían absorbido estos.

Luego, para comprender las dosis a lo largo del tiempo (lo que se conoce como “dosimetría”), los investigadores inyectaron AKY-1189 en nueve pacientes y los escanearon después de tres, 24 y 48 horas con tomografía computorizada por emisión de fotón único (SPECT-CT).  Hasta el momento, los investigadores han podido analizar en 15 pacientes cómo se distribuye el fármaco por el organismo y qué cantidad absorben los tumores, así como evaluar a ocho pacientes para ver si se prevé algún efecto sobre los riñones cuando los pacientes reciban actinio.

"Estos datos sientan las bases para futuras investigaciones clínicas con el fármaco en el cáncer de vejiga metastásico y en otros tumores que tienen como diana la nectina-4”

Por ahora, si bien descubrieron que hubo cierta absorción de radiación en los riñones, esta fue a un nivel tan bajo que no impide que los pacientes puedan recibir un ciclo completo de AKY-1189 con seguridad. No hubo más efectos adversos, ni tan siquiera en la piel, y las glándulas salivales mostraron una absorción transitoria que no se correspondía con ninguna exposición clínicamente significativa a la radiación.

"No se trató de un ensayo clínico y, por lo tanto, todavía no hemos podido recopilar datos sobre la respuesta del cáncer al tratamiento. Sin embargo, pudimos reunir información importante no solo para los pacientes específicos, sino también con respecto al potencial de AKY-1189 para futuros pacientes. Estos datos sientan las bases para futuras investigaciones clínicas con el fármaco en el cáncer de vejiga metastásico y en otros tumores que tienen como diana la nectina-4”, subraya Sathekge.

El aprendizaje más importante que han obtenido con el estudio, insiste, es que el fármaco puede ser absorbido por distintos tipos de tumores, por lo que su potencial es muy grande. “Además, y esto es muy importante, vimos que el fármaco no se acumula en el tejido normal y, por lo tanto, podría ser seguro para múltiples administraciones para maximizar el impacto del tratamiento”, añade el investigador sudafricano, cuyo equipo ya ha iniciado otro estudio para pacientes con cáncer de mama, de pulmón, colorrectal, cervical y de vejiga metastásicos.

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