Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) ha desarrollado una tecnología no invasiva para tratar los acúfenos, un fenómeno perceptivo por el que el paciente nota golpes o sonidos en el oído y que, sin embargo, no proceden de ninguna fuente externa. El trabajo, publicado en la revista científica Science Translational Medicine, ha incluido pruebas en animales y un primer ensayo clínico en humanos, con datos de 20 voluntarios que padecen esta sensación auditiva.
El objetivo que persigue este sistema es reducir los síntomas de los tinnitus y lograr que los pacientes respondan, de un modo adecuado, a los sonidos reales. Para ser precisos, este sistema se basa en la estimulación de los nervios sensibles al tacto utilizando, para ello, una serie de electrodos adheridos a la piel. A su vez, la tecnología produce sonidos, coordinados con la estimulación eléctrica de la epidermis, y que el paciente escucha a través de unos auriculares.
"El cerebro y, específicamente, la región del tronco cerebral llamada núcleo coclear dorsal, es la raíz de los acúfenos"
Todo ello tiene por resultado la denominada depresión a largo plazo (LTD, por sus siglas en inglés long-term depression) en el núcleo coclear, un tipo de plasticidad neuronal que tiene por resultado una reducción de los síntomas de los acúfenos, tanto en los animales como en los humanos.
En este sentido, los 20 voluntarios aseguraron que, después de cuatro semanas de uso diario del dispositivo creado por la institución académica estadounidense, el volumen de los sonidos disminuyó de forma considerable y mejoró la calidad de vida de los pacientes relacionada con los tinnitus.
"El cerebro y, específicamente, la región del tronco cerebral llamada núcleo coclear dorsal, es la raíz de los acúfenos", explica Susan Shore, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan y directora de la investigación. "Cuando las neuronas principales en esta región se vuelven hiperactivas y se sincronizan entre sí, la señal fantasma se transmite a otros centros donde ocurre la percepción”. "Si podemos detener estas señales, podemos detener el tinnitus”, apunta.
"Estamos ilusionados con los resultados, pero debemos optimizar la duración de los tratamientos, identificar qué subgrupos de pacientes pueden beneficiarse más y determinar si este enfoque funciona en pacientes que tienen formas no somáticas", concluye la docente.