Mapear el cerebro es una acción que durante estos años ha mostrado grandes beneficios. Gracias a las tecnologías que hacen posible esta forma de diagnóstico se han descubierto los impulsores del cáncer o buscado nuevas formas de mejorar el tratamiento de la artritis. En el caso concreto del cerebro, conseguir una imagen precisa de su estructura y conexiones permite comprender mejor el envejecimiento o la progresión de la enfermedad. También, como, han demostrado diferentes expertos, adentrarse en patologías como la epilepsia.
La epilepsia es un trastorno cerebral que causa convulsiones recurrentes. Cada episodio genera un daño en el tejido de este órgano y con ello efectos sobre el aprendizaje, la capacidad de comunicarse o el movimiento del paciente que los padece. Más de 50 millones de personas en todo el mundo sufren esta patología, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), y aunque cada vez son más conocidos los factores de riesgo implicados, las causas y el tratamiento más individualizado, queda mucho por conocer.
Las lesiones producidas por un ictus y causantes de epilepsias son diversas y heterogéneas, pero con una red común
En este sentido, un equipo internacional ha mapeado el cerebro para conocer qué lesiones en el cerebro son las que provocan exactamente epilepsia y por qué. En muchos casos, la causa detrás de esta patología se debe a un accidente cerebrovascular que ha producido un daño en este órgano que posteriormente ha provocado diferentes episodios convulsivos.
La tecnología utilizada permitió identificar las zonas de riesgo, lo que puede orientar el abordaje de los pacientes con tratamientos como la terapia de estimulación cerebral profunda, como expresan en el estudio publicado en la revista Jama Neurology.
LESIONES EN UNA RED COMÚN
Al mapear el cerebro de 76 pacientes con epilepsia tras un accidente cerebrovascular y el de 625 con ictus pero sin el trastorno cerebral que produce convulsiones, los investigadores descubrieron que las lesiones de los primeros eran muy heterogéneas, localizadas en diferentes lóbulos cerebrales. Sin embargo, recogen, pese a los diversos lugares en los que aparecieron los daños estos están relacionados.
Los daños, además de ser en su mayoría más grandes, si se dan en las zonas de los ganglios basales y el cerebelo influyen directamente en el desarrollo de la epilepsia
El cerebro es una compleja estructura interconectada. Conexiones funcionales a partir de la sinopsis de las neuronas que generan estructuras relacionadas con habilidades como la memoria asociativa o la capacidad de aprender nuevas cosas. Estas zonas generan redes funcionales específicas que, en este estudio, se han relacionado con la epilepsia.
Concretamente, los investigadores han identificado que los daños, además de ser en su mayoría más grandes, si se dan en las zonas de los ganglios basales y el cerebelo influyen directamente en el desarrollo de esta patología, ya que, como se ha visto en investigaciones anteriores, estas zonas trabajan como reguladoras de las convulsiones y las frenan. Si su función falla, no se realiza este control.
En este contexto, los autores manifiestan que conocer si la lesión se produce en esta parte profunda del cerebro permite prever y adelantarse a la aparición de la epilepsia, para evitar que las convulsiones sigan produciendo más daño en el cerebro y mejorar la calidad de vida de los pacientes. También, si supone una herramienta para mejorar el tratamiento.
Partiendo de esta base, los propios autores probaron la eficacia de los tratamientos en estas zonas de riesgo. Cuando aplicaron estimulación cerebral profunda en esa zona en pacientes con epilepsia farmacorresistente, alcanzaron el control de las convulsiones. Las investigaciones seguirán, pero, por el momento, este es un importante avance para el abordaje de esta patología.