Hablamos de lesión cerebral traumática cuando al traumatismo inicial producido por una lesión en la cabeza se ve amplificado por un conjunto de cambios inflamatorios que ocurren en el cerebro. Son procesos que ocurren desde minutos hasta horas después se producirse la lesión, y que pueden llegar a empeorar drásticamente los resultados clínicos de los pacientes. En estos casos, además, los tratamientos de los que disponemos actualmente son limitados.
Por eso, un grupo de científicos de la Universidad de Birmingham ha desarrollado un novedoso método que, afirman, podría dar lugar a una nueva opción de tratamiento para ayudar a reparar los tejidos después de una lesión cerebral traumática leve: la terapia deluz infrarroja administrada por vía transcraneal, es decir, a través del cráneo.
Su estudio ha sido publicado recientemente en la revista científica Biongineering & Translational Medicine, y se basa en una investigación que vio la luz a principios de este año y que mostró que la luz infrarroja administrada directamente al sitio de la lesión de la médula espinal mejora la supervivencia de las células nerviosas y estimula el crecimiento de nuevas células nerviosas.
Los científicos probaron su utilidad en animales y vieron cómo estos tratamientos reducían la actividad inflamatoria dañina y la muerte celular en el cerebro después de la lesión
Para comprobar su utilidad, los científicos realizaron diversos estudios en animales, y vieron cómo estos tratamientos reducían la actividad inflamatoria dañina y la muerte celular en el cerebro después de la lesión. Tanto, que su terapia mejoró la función cognitiva y el equilibrio cuatro semanas después, especialmente con luz infrarroja de 810 nanómetros (el equivalente a una mil millonésima parte de un metro) administrada vía láser. También probaron con la de longitud de onda de 660 nanómetros, si bien los resultados más eficaces fueron con la de 810.
El estudio en animales, que contó con la ayuda de la Unidad de Servicios Biomédicos de la institución británica, consistió en aplicar ráfagas diarias de luz infrarroja de dos minutos de duración durante los tres días posteriores a la lesión cerebral, y los hallazgos mostraron “reducciones significativas” en la activación de astrocitos y células microgliales, que están implicadas en los procesos inflamatorios del cerebro que siguen a un traumatismo craneal. También registraron reducciones en los marcadores bioquímicos de apoptosis, un tipo de muerte celular en la que una serie de procesos moleculares de la propia célula conducen a su muerte.
De esta manera, como se mencionaba anteriormente, los resultados comenzaron a aparecer a las cuatro semanas, después de someter a los animales -principalmente ratas adultas- a pruebas funcionales relacionadas con el equilibrio y con la función cognitiva. Ahora, explica el profesor Zubair Ahmed, uno de los investigadores de la Universidad de Birmingham que ha llevado a cabo el estudio junto con Will Palin, el doctor Mohammed Hadis y los cirujanos Andrew Stevens y David Davies, su equipo está buscando socios comerciales para desarrollar este método patentado en un dispositivo médico que permita “mejorar la recuperación de pacientes con lesiones cerebrales o de la médula espinal” y así poder llevarlo al mercado.