Una reciente investigación en la que participan diversas instituciones y universidades como la de Stanford o la de Harvard, entre otras, ha demostrado que, a través del uso de la tecnología cerebral profunda, los pacientes que sufren las consecuencias de experimentar lesiones cerebrales traumáticas de moderadas a graves son capaces de recuperar las funciones cognitivas que habían sido provocadas por la lesión.
Para lograr mejorar la capacidad cognitiva, los investigadores desarrollaron un dispositivo implantado que permite activar el núcleo lateral central del tálamo, una región que transmite señales por todo el cerebro relacionadas con la conciencia y que al estar dañada puede afectar a la cognición de una persona.
"Es como si las luces se hubieran atenuado y simplemente no hubiera suficiente electricidad para volver a encenderlas"
La coautora principal del estudio, publicado en Nature, la profesora de neurocirugía en Stanford, la Dra. Jaimie Henderson, explica que en muchos de los casos los pacientes tienen la zona intacta, pero debido al traumatismo se va regulando a la baja. "Es como si las luces se hubieran atenuado y simplemente no hubiera suficiente electricidad para volver a encenderlas", aclara.
Con la tecnología desarrollada para ser implantada aportan “la energía adicional suficiente” para un mejor funcionamiento. En el estudio se colocaron quirúrgicamente en cinco participantes, teniendo en cuenta la anatomía específica de cada uno de ellos. Después de la intervención, los participantes tuvieron que pasar dos semanas adaptándose a los implantes antes de comenzar el estudio, el cual duró 90 días. Durante este periodo, cada día los dispositivos funcionaban durante 12 horas.
Para evaluar el deterioro cognitivo de los pacientes del estudio, se les realizó la prueba Trail Making. Este examen estandarizado pide a los pacientes que conecten de forma rápida y precisa una serie de puntos. Después del tratamiento, los cinco participantes vieron un aumento de entre un 15% y un 52% en su rendimiento en comparación con sus puntuaciones iniciales. "Lo sorprendente es que funcionó como predijimos, lo cual no siempre es un hecho", apunta Henderson.
Este estudio permitió que los participantes pudieran realizar muchas actividades diarias que antes del estudio les suponían un auténtico reto
Aunque pueda parecer un avance poco significativo, este estudio permitió que los participantes pudieran realizar muchas actividades diarias que antes les conllevaba un auténtico reto, desde leer libros hasta jugar videojuegos y simplemente permanecer despiertos durante todo el día.
Gina Arata sufrió una lesión cerebral traumática en 2001 por un accidente automovilístico, lo que le arrebató gran parte de su memoria y su capacidad para realizar actividades cotidianas. "No podía recordar nada", afirmaba la participante del estudio. Durante años, vivió con dificultades para recordar cosas, caminar, leer, controlar su temperamento y conducir. Sin embargo, todo cambió en 2018, cuando se sometió a una cirugía experimental para implantarse un dispositivo en el cerebro que estimula eléctricamente una zona relacionada con el aprendizaje y la memoria. "Ya no tropiezo. Puedo recordar cuánto dinero hay en mi cuenta bancaria. No podía leer, pero después del implante, compré un libro que me encantó y recordé”, afirma..
Tras este gran logro, los investigadores están trabajando en ampliar la muestra en un estudio de mayores dimensiones. Con ello esperan que los resultados sean válidos llevando este dispositivo a todas las personas con lesiones cerebrales traumáticas que lo necesiten. El Dr. Nicholas Schiff, profesor de Weill Cornell Medicine y coautor principal del estudio, afirma que “nuestro objetivo ahora es intentar tomar medidas sistemáticas para hacer de esto una terapia. Esta es una señal suficiente para que hagamos todo lo posible”.