La adopción acelerada de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial (IA), las aplicaciones móviles (app), la telemedicina (TM), los wearables y el internet de las cosas (IdC), está transformando el sector de la salud y promete avances significativos. Sin embargo, estas innovaciones también llevan consigo unos desafíos éticos que no deben subestimarse.
En este contexto de rápida aceleración, y coincidiendo con el Día Mundial de la Ética, celebrado mañana, la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) organiza este miércoles una jornada centrada en debatir los principales retos éticos de la salud digital, con ponentes de varias universidades, grupos de investigación e instituciones públicas de la salud de Cataluña.
“La bioética no pretende frenar el desarrollo tecnológico, sino humanizarlo”
Oriol Yuguero, coordinador del grupo de investigación Ética, Equidad y Herramientas Digitales para la Mejora de la Salud, el eRLab, del eHealth Center de la UOC, señala que “la bioética no pretende frenar el desarrollo tecnológico, sino humanizarlo”. En este sentido, Yuguero, también director clínico de Urgencias y Emergencias del Hospital Arnau de Vilanova de Lleida, subraya la importancia de incorporar consideraciones éticas a medida que la tecnología redefine el panorama de la atención médica.
En este sentido, los especialistas mencionan que la inteligencia artificial plantea retos sobre la confidencialidad de los datos de los pacientes y el riesgo de sesgos algorítmicos que podrían perpetuar desigualdades. En el caso de las apps, empoderan a los pacientes pero también generan preguntas sobre la equidad en el acceso y la seguridad de la información personal. Por parte de la telemedicina, que busca democratizar el acceso a los servicios médicos, debe evitar incrementar la brecha digital y tiene que garantizar la calidad de la atención. Por último, los investigadores mencionan que los wearables y el IdC, al recopilar datos de salud de forma continua, requieren una gestión ética que proteja la privacidad y minimice posibles daños.
"Cada paso hacia el progreso tiene que estar anclado en valores éticos sólidos, para que las futuras generaciones puedan afirmar con orgullo que no sacrificamos nuestros principios por el camino"
Desde la UOC señalan que la formación en bioética emerge como una herramienta imprescindible para los profesionales de la salud que deben hacer frente a estas cuestiones complejas. "La educación bioética tiene que integrarse en las facultades y proporcionar a los futuros profesionales el marco necesario para evaluar el propósito y las implicaciones éticas de cada progreso tecnológico", sostienen los expertos.
Ante este panorama, la sociedad se encuentra ante el gran desafío de adaptar la bioética a los desafíos del siglo XXI para asegurar que el progreso no deje atrás los principios fundamentales. Al priorizar un enfoque ético en el desarrollo tecnológico, se puede avanzar hacia un futuro digital más inclusivo, seguro y centrado en el bienestar de los individuos. "Cada paso hacia el progreso tiene que estar anclado en valores éticos sólidos, para que las futuras generaciones puedan afirmar con orgullo que no sacrificamos nuestros principios por el camino", concluye Yuguero.