El envejecimiento es un proceso natural que les sucede a todos los seres vivos. Una realidad que no suele resultar agradable para nadie, pero menos aún para las personas a las que les llega de manera prematura. En esta línea, un nuevo descubrimiento dirigido por la Universidad de Maryland podría impulsar el desarrollo de tratamientos nuevos y mejorados para el síndrome de progeria de Hutchinson-Gilford (HGPS), un trastorno genético poco común sin cura conocida que causa un envejecimiento acelerado en los niños.
El estudio publicado en la revista Aging Cell el 18 de octubre de 2024, en colaboración con investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y la Universidad de Duke, identificó una proteína vinculada a la salud cardiovascular de modelos animales con progeria que podría traducirse en tratamientos humanos. La insuficiencia cardíaca y el accidente cerebrovascular son las causas más comunes de muerte para las personas con HGPS , que suelen tener una esperanza de vida de entre 6 y 20 años.
“Más allá de la progeria, los conocimientos adquiridos a partir de esta investigación también podrían aplicarse a otras enfermedades relacionadas con la edad en las que la disfunción endotelial desempeña un papel”
El autor principal y estudiante de doctorado en ciencias biológicas, Sahar Vakili, aclara que estos nuevos hallazgos del laboratorio del profesor de Biología Celular y Genética Molecular de la UMD Kan Cao son “muy prometedores”, indicando que "esto podría allanar el camino para nuevos tratamientos dirigidos a las complicaciones cardiovasculares en la HGPS, que actualmente son una de las principales causas de mortalidad en los niños afectados”. “Más allá de la progeria, los conocimientos adquiridos a partir de esta investigación también podrían aplicarse a otras enfermedades relacionadas con la edad en las que la disfunción endotelial desempeña un papel”, prosigue.
La HGPS, a veces llamada “enfermedad de Benjamin Button”, provoca una variedad de síntomas asociados con el envejecimiento, como arrugas en la piel, rigidez en las articulaciones y pérdida de cabello y grasa corporal. La enfermedad se origina a partir de una mutación en el gen LMNA (lamina A), que produce una proteína que ayuda a mantener las células sanas.
Los investigadores querían comprender las señales enviadas por las células endoteliales que, en última instancia, conducen a la enfermedad cardiovascular relacionada con la HGPS
Para entender mejor cómo la progeria causa complicaciones cardiovasculares, el equipo de investigación analizó las células endoteliales. Estas células revisten el sistema vascular del cuerpo, incluido el corazón, y controlan las sustancias que entran y salen del torrente sanguíneo. Cuando las células endoteliales funcionan mal, pueden producirse diversas enfermedades, como enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, coágulos sanguíneos y aterosclerosis (acumulación de placa dentro de las arterias).
Más concretamente, los investigadores querían comprender las señales enviadas por las células endoteliales que, en última instancia, conducen a la enfermedad cardiovascular relacionada con la HGPS. Por primera vez, el equipo descubrió que la angiopoyetina-2 (Ang2), una proteína que regula la formación de nuevos vasos sanguíneos y el flujo de sustancias a través de las paredes de los vasos sanguíneos, está significativamente alterada en las personas con progeria, lo que afecta a la función general de sus células endoteliales.
“El tratamiento con Ang2 también mejora la señalización de las células endoteliales a las células del músculo liso vascular, lo que sugiere que podría ser una terapia potencial para las disfunciones vasculares en el HGPS”
Los investigadores descubrieron que podían utilizar la Ang2 para “rescatar” las células endoteliales, mejorando su salud a pesar de la disfunción derivada del HGPS. Mejoró la formación de vasos sanguíneos, normalizó la migración celular e incluso restableció los niveles de óxido nítrico, que son cruciales para un sistema vascular saludable. “El tratamiento con Ang2 también mejora la señalización de las células endoteliales a las células del músculo liso vascular, lo que sugiere que podría ser una terapia potencial para las disfunciones vasculares en el HGPS”, dijo Vakili.
Los tratamientos actuales para la HGPS pueden ayudar a reducir el riesgo de complicaciones fatales como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, pero no atacan la enfermedad subyacente. Cao explicó que es poco probable que su investigación ofrezca una cura definitiva para la progeria, pero podría permitir que los pacientes ganen más tiempo al mejorar su salud de otras maneras. “Si bien Ang2 solo tiene receptores en las células endoteliales, puede tener un impacto beneficioso más amplio en otros tipos de tejidos más allá de los sistemas cardiovasculares, como los tejidos óseos y grasos, ya que los vasos sanguíneos son esenciales para que nuestro cuerpo transporte nutrientes, oxígeno y desechos”.
“Estamos muy cerca de encontrar una cura para la progeria. En términos de investigación, estamos trabajando duro y puedo ver la luz al final del túnel”
Cao comenzó a estudiar la progeria durante su posdoctorado en 2005, solo dos años después de que se descubriera la causa de la progeria. Como próximo paso, planea realizar un estudio de seguimiento en colaboración con un grupo del NIH para explorar diferentes métodos de administración de Ang2 a modelos animales con progeria. “Estamos muy cerca de encontrar una cura para la progeria. En términos de investigación, estamos trabajando duro y puedo ver la luz al final del túnel”, concluye.