Un equipo internacional de investigadores, liderado por el Instituto Hubrecht ha identificado sensores de nutrientes en células especializadas del intestino, conocidas como células enteroendocrinas (EEC). Estas liberan hormonas en respuesta a la ingesta de alimentos y desempeñan un papel fundamental en la regulación del apetito y la digestión.
Utilizando organoides intestinales humanos, es decir, estructuras tridimensionales que replican las funciones del intestino, los investigadores lograron generar grandes cantidades de EEC. Estas células son raras en el intestino humano y representan menos del 1% de las células del epitelio intestinal.
Sin embargo, desempeñan un papel esencial al segregar hormonas como el GLP-1 y la grelina en respuesta a estímulos como el estiramiento del estómago o la presencia de nutrientes. A través de estos organoides, que imitan el entorno intestinal, los investigadores pudieron estudiar las funciones de las EEC y cómo estas células detectan y responden a señales de nutrientes, incluso en las diferentes regiones del sistema digestivo.
Los investigadores identifican un marcador de superficie que les permitió aislar una gran cantidad de EEC humanas de organoides
En este estudio, los investigadores también lograron identificar un marcador de superficie denominado CD200, el cual les permitió aislar una gran cantidad de EEC humanas de organoides. Este avance es crucial, ya que, hasta ahora, había sido difícil estudiar estos sensores de nutrientes debido a la baja concentración de EEC y a la limitada disponibilidad de modelos humanos.
Con el uso de CRISPR, el equipo pudo desactivar ciertos receptores sensoriales en estas células, observando cómo la inactivación de dichos receptores bloqueaba la secreción hormonal, lo cual señala su importancia en el proceso.
El descubrimiento de estos receptores sensoriales abre un abanico de posibilidades para el desarrollo de nuevos tratamientos. Los investigadores sugieren que los organoides enriquecidos con EEC permitirán realizar estudios más extensos e imparciales para identificar otros reguladores de la secreción hormonal.
Esto no solo podría facilitar el diseño de fármacos que regulen el apetito y la digestión, sino también conducir a nuevas terapias para enfermedades metabólicas y trastornos de la motilidad intestinal, como el síndrome del intestino irritable y la diabetes tipo 2.
Este estudio representa un avance significativo en la comprensión de cómo el intestino regula funciones esenciales mediante las EEC y sus sensores. Manipular estos sensores podría permitir el desarrollo de terapias dirigidas que mejoren la salud metabólica y digestiva de los pacientes, marcando el inicio de una nueva etapa en la medicina personalizada para trastornos gastrointestinales.