Brazos robóticos que se controlan con la mente, cuando la realidad supera la ficción

Científicos de la Universidad de Chicago han demostrado que el cerebro es increíblemente adaptativo, por lo que se puede entrenar a este órgano para desarrollar tareas que nunca tuvo la intención inicial de ejecutar.

Brazos robóticos
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18 diciembre 2017 | 18:00 h

La ciencia avanza a pasos agigantados y, cada día, son más los ciudadanos que se benefician de sus hallazgos. En este contexto, un equipo de investigadores de la Universidad de Chicago (Estados Unidos) ha decidido dar un paso más y ha conseguido que sujetos amputados puedan controlar, a través de una interfaz cerebro-ordenador, brazos robóticos.

En estudios anteriores, los especialistas habían puesto su foco de atención en personas con parálisis con el objetivo principal de manejar dispositivos externos a través del pensamiento. Sin embargo, los científicos del centro académico estadounidense han optado por extender la investigación a estos pacientes amputados, incluidos aquellos que se padecieron este proceso años atrás.

Las conexiones neuronales dentro de la parte del cerebro que debía controlar la extremidad amputada crecieron significativamente

El grupo de expertos ha efectuado las pruebas iniciales con tres monos Rhesus que habían perdido sus extremidades en diversos accidentes entre cuatro y diez años antes. Dos de los simios tenían electrodos colocados en la corteza motora situada en el lado del cerebro que estaba a cargo de la extremidad amputada, mientras que el tercer mono tenía los electrodos colocados en el lado opuesto, responsable de la extremidad intacta.

A pesar de que los primates lograron dominar con éxito sus brazos robóticos a través de la interfaz instalada, el verdadero hallazgo de los científicos fue el hecho de que las conexiones neuronales dentro de la parte del cerebro que debía controlar la extremidad amputada crecieron significativamente, tanto en densidad como en intensidad de la señal.

Por su parte, el tercer simio, que tenía los implantes situados en el lado que controlaba el brazo existente, tuvo una brusca caída inicial de la actividad neuronal, que más tarde se recuperó y registró unos parámetros aparentemente normales respecto a la densidad de conexión.

PRÁCTICA CLÍNICA EN HUMANOS

Tal y como ponen de manifiesto los autores del proyecto, los resultados demuestran que el cerebro es increíblemente adaptativo y que la neuroplasticidad se puede aprovechar para, por un lado, restaurar la función perdida y, por otro, entrenar las regiones cerebrales con el objetivo de desarrollar tareas que nunca se tuvo la intención inicial de ejecutar.

La neuroplasticidad se puede aprovechar tanto para restaurar la función perdida como para entrenar las regiones cerebrales

Así mismo, los investigadores revelan que la intención del equipo es trasladar los buenos resultados obtenidos en animales a los seres humanos. En este sentido, esperan que los hallazgos puedan ser útiles para la práctica clínica. 

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