Los avances en tecnología neurológica plantean diferentes desafíos: acceso, formación y seguimiento

La enfermedad de Parkinson es una de las más beneficiadas actualmente de los avances en estimulación cerebral profunda, a su vez estas y otras tecnologías están cambiando la vida de diversos pacientes

Un doctor muestra a una paciente imágenes del cerebro (Foto. Freepik)
Un doctor muestra a una paciente imágenes del cerebro (Foto. Freepik)
Paola de Francisco
15 junio 2023 | 17:45 h

Pacientes condenados a sillas de ruedas consiguen volver a caminar, pese a la enfermedad de Parkinson avanzada que sufren. Gert-Jan Oskam, con una lesión medular que le impedía andar y le dificultaba mover los brazos, consiguió, no solo dar unos pasos, sino bajar y subir rampas, escaleras y ser capaz de caminar con muletas y gracias a la interfaz que tiene implantada en su cerebro. Otros chips también mejoran la sintomatología de patologías neurológicas como el síndrome de Tourette o diferentes tipos de distonías.

Es uno de los grandes avances de la Neurología, cómo la tecnología ha conseguido mejorar la calidad de vida de los pacientes y que recuperen parte de sus capacidades motoras perdidas por la progresión de sus enfermedades. Pero, como señaló el Dr. Pablo Barrecheguren en Twitter, son sistemas costosos, tanto en el momento de implantación como en el de mantenimiento. Un problema de accesibilidad sobre el que hay que trabajar. Y en este sentido, ¿en qué situación se encuentra España en la implantación de estos métodos en su Sistema Nacional de Salud (SNS)?

Dr. Escamilla: “Desde hace muchos años la Sanidad Pública ha cubierto los gastos sanitarios derivados del implante de este tipo de dispositivos en párkinson”

“Desde hace muchos años la Sanidad Pública ha cubierto los gastos sanitarios derivados del implante de este tipo de dispositivos en párkinson”, explica a SaluDigital el Dr. Francisco Escamilla, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN). “Afortunadamente”, aclara. La mayoría de los pacientes a los que se implantan estos dispositivos son de edad avanzada, pero cada vez se está abriendo más el acceso a personas de mediana edad. En algunas patologías, como pueden ser lesiones medulares, esta accesibilidad todavía es muy incipiente, pero se prevé que vaya incrementándose dados los beneficios derivados de su aplicación.

Estos dispositivos permiten suplir aquella mala conexión neuronal que por la degeneración causada por una patología priva al paciente de su capacidad motora o le produce bloqueos físicos o temblores involuntarios. Eso sí, falta trabajo. “Hoy por hoy no tenemos dispositivos que nos permitan patrones de movimiento fino, o imitar la función de la corteza cerebral”, señala el Dr. Escamilla. “Por desgracia, hay movimientos que en algunos casos no dependen del gobierno del cerebro, patrones a los que nos cuesta imitar”.

A eso se suma que con el paso del tiempo, se ha visto que estos tratamientos pueden llegar a perder su eficacia, o por lo menos, el control de los síntomas tan preciso como al principio. La enfermedad avanza, y los profesionales sanitarios se tienen que asegurar que el dispositivo avanza con ella.

MONITORIZACIONES CUBIERTAS CON PROFESIONALES FORMADOS

El seguimiento, también cubierto por nuestro SNS en el caso del párkinson y otras patologías con problemas motores, precisa de profesionales que, como los que implantaron los dispositivos, estén formados para esta tecnología. “Cada vez más personas están aprendiendo este sistema. Es una superespecialidad dentro de otra especialidad”, aclara el Dr. Escamilla.

"Existen indicadores potenciales en los que se está investigando, como son los trastornos de control del impulso, la depresión, anorexia nerviosa, obesidad"

Estos profesionales interesados y formados han conseguido resolver problemas como la sustitución de las pilas y baterías de los dispositivos que a los años se agotan. “Ahora son externos”. La investigación también trabaja con estimulación magnética, para evitar las cirugías invasivas de los pacientes, pero este campo todavía se encuentra en una fase muy experimental.

Los neurólogos también estarán cada vez más preparados para abordar a diferentes pacientes, más allá del párkinson. Hoy por hoy el 80% de la investigación en estimulación cerebral profunda se hace en esta patología, señala el experto. “Sin embargo, existen indicadores potenciales en los que se está investigando, como son los trastornos de control del impulso, la depresión, anorexia nerviosa, obesidad. Y así muchas otras patologías en los que se está investigando la implantación de un electrodo para terapia”, continúa. Es una terapia invasiva, con mucho campo por delante. Un tratamiento más para el arsenal terapéutico de estas patologías, y para el que se trabaja en mejorar el acceso y el seguimiento de los pacientes.

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