Las extremidades artificiales de hoy en día pueden parecer muy naturales. Ahora, un equipo de científicos ha ido un paso más allá y, en un proceso innovador, han hecho que las manos protésicas se muevan de forma más natural. En un nuevo experimento, los especialistas han demostrado que los nervios en los brazos de los pacientes pueden entrenarse para controlar los movimientos de los dedos y pulgares protésicos.
"Este es el mayor avance en control motor para personas con amputaciones en muchos años", ha dicho Paul Cederna, profesor de Cirugía Plástica y Ingeniería Biomédica en la Universidad de Michigan (Estados Unidos), en declaraciones recogidas por la agencia de noticias Reuters.
"Nuestro objetivo final es tener miembros protésicos que la persona entienda como parte de su cuerpo"
Uno de los mayores desafíos para impulsar las prótesis han sido las minuciosas señales emitidas por los nervios de un amputado. Así, el equipo de Cederma ha aumentado la señal, envolviendo pequeños fragmentos de músculo alrededor de las terminaciones nerviosas, según se expone en un estudio publicado en la revista Science Translational Medicine.
A medida que los nervios crecen en el músculo, los pensamientos de la persona pueden llegar a generar una contracción muscular que produce una señal suficientemente grande como para ser captada por pequeños cables conectados a un ordenador cercano, que le indica a la prótesis que se mueva. "Nuestro objetivo final es tener miembros protésicos que la persona entienda como parte de su cuerpo", ha señalado Cederna.
"El mecanismo funcionó desde la primera vez que lo probamos. No hay aprendizaje para los participantes: todo el proceso ocurre en el seno de nuestros algoritmos. Esto se subraya como una situación diferente a la de otros enfoques"
Los creadores ya han notificado varios ejemplos de éxito. "El mecanismo funcionó desde la primera vez que lo probamos. No hay aprendizaje para los participantes: todo el proceso ocurre en el seno de nuestros algoritmos. Esto se subraya como una situación diferente a la de otros enfoques", ha incidido.
Además, el procedimiento también ha funcionado para otro amputado que había perdido no solo su mano, sino también parte de su brazo. "Esta es la parte más sorprendente de lo que han mostrado", ha concluido Lee Fisher, profesor asistente en el Departamento de Medicina Física y Rehabilitación y Bioingeniería de la Universidad de Pittsburgh.