Algunos bebés presentan graves defectos congénitos o alteraciones que requieren de complejas cirugías. Ejemplo de ello es el síndrome del corazón izquierdo hipoplásico es uno de ellos, y su principal característica es que el lado izquierdo del corazón está subdesarrollado, lo que vuelve a esta zona del órgano incapaz de bombear sangre. En la misma línea, el defecto del canal auriculoventricular implica un agujero congénito en la pared que separa las cámaras del corazón.
Ambas condiciones requieren cirugías que, aunque efectivas generalmente, pueden conducir a complicaciones en el futuro, como las fugas de la válvula. Por ejemplo, en los casos de síndrome del corazón izquierdo hipoplásico, en torno al 25 % de los niños desarrollan válvulas con fugas en la edad preescolar.
Las cirugías de seguimiento suelen ser la mitad de efectivas que el procedimiento original, y las reparaciones fallidas pueden derivar en la necesidad de colocar una válvula cardiaca mecánica
Además, las cirugías de seguimiento suelen ser la mitad de efectivas que el procedimiento original, y las reparaciones fallidas pueden derivar en la necesidad de colocar una válvula cardiaca mecánica. Esto genera más riesgos y complicaciones.
En este contexto, un equipo de investigación multidisciplinar de la Universidad de Oklahoma (Oklahoma City, OK, EUA) ha ideado un nuevo modelo computacional que podría predecir áreas problemáticas futuras de las válvulas cardiacas. Esto permitiría, a su vez, realizar acciones correctivas preventivas para evitar fugas posteriores.
De este modo, los cardiólogos y cirujanos pediátricos podrían anticipar y fortalecer la futura integridad estructural de las válvulas cardiacas de un niño durante las cirugías iniciales. Los beneficios serían numerosos, evitando las características intervenciones en las que el corazón se detiene y se coloca en una máquina de bypass.
Generalmente, en estas ocasiones el corazón no logra conservar su forma natural, como sí lo haría si estuviera bombeando sangre, lo que complica los procedimientos. Para mitigar esta situación, los cirujanos inflan válvulas para mejorar la visibilidad, pero hay poco margen de ajuste en este aspecto.
Por ello, la solución podría encontrarse en los modelos computacionales avanzados. Estos tienen como objetivo proporcionar una comprensión detallada de las características únicas de los corazones individuales. A diferencia de los ecocardiogramas tradicionales, que únicamente muestran el corazón en movimiento, estos modelos simulan las formas de las válvulas. También identifican puntos débiles potenciales e ilustran cómo se mueve la sangre a través de las válvulas. Así, permiten sugerir intervenciones quirúrgicas que eviten futuras complicaciones.
"Gracias a nuestra colaboración multidisciplinaria, juntos tenemos el conocimiento para crear un modelo computacional que va más allá de lo que podemos ver con ecocardiogramas 2D y 3D”
Para el desarrollo de este modelo, los investigadores comenzaron estudiando el síndrome del corazón izquierdo hipoplásico. Actualmente, han publicado en torno a diez artículos sobre su modelado computacional para la enfermedad, y se encuentran desarrollando modelos computacionales para defectos del canal auriculoventricular.
De cara al futuro, durante los próximos años, continuarán recopilando datos de pacientes en múltiples momentos. "Esta es la verdadera medicina traslacional", comenta el cirujano cardiaco pediátrico de OU Health, Harold Burkhart. "Gracias a nuestra colaboración multidisciplinaria, juntos tenemos el conocimiento para crear un modelo computacional que va más allá de lo que podemos ver con ecocardiogramas 2D y 3D”.
“Nos permite ir un paso más allá y visualizar el corazón tal y como sería en la vida real con las características de cada individuo. Con ese entendimiento, podemos probar qué sucedería si ponemos un punto aquí o apretamos una válvula allí: ¿estresa demasiado la válvula o soluciona el problema? Potencialmente, puede darnos mucha más dirección incluso antes de entrar al quirófano”, concluye.