El auge de la inteligencia artificial (IA) está demostrando lo útil de esta herramienta en diferentes sectores, incluido el sanitario. Pese a la necesidad de regularla, como ha hecho la Unión Europea con la aprobación de la primera Ley de IA en el mundo, y los desafíos que como otros avances puede conllevar la IA, sus importantes beneficios para el abordaje de la salud y el sistema sanitario elevan su papel en este sector.
En el contexto de la aprobación de la ley europea, diferentes revistas científicas han compartido los retos, e incluso problemas, que puede llevar el uso de esta tecnología sin un control o armonización de los algoritmos, pero también han destacado su valor en la investigación, la atención del paciente y en la propia financiación del sistema. La IA es capaz de realizar diagnósticos más precisos, ayuda a categorizar a los pacientes y a encontrar la mejor vía terapéutica para ellos.
La capacidad de la IA de interpretar bases de Big Data permite optimizar los recursos de “un sector que corre el riesgo de volverse insostenible debido a los altos costos y los largos procesos de atención”
Lo que han destacado durante los últimos años diferentes investigadores es, además, el papel de esta tecnología en la sostenibilidad del sistema sanitario y la industria de la salud. Como señala una investigación publicada en MDPI de investigadores italianos, la capacidad de la IA de interpretar bases de Big Data permite optimizar los recursos de “un sector que corre el riesgo de volverse insostenible debido a los altos costos y los largos procesos de atención”, manifiestan los autores.
EL PAPEL DE LA IA EN EL SISTEMA SANITARIO
La investigación en IA dirigida a la salud es enorme. Solo en los Países Bajos, el 60% de la investigación en salud digital es en este campo. Como señala el informe “Innovation, sustainability and the future of Healthcare. How is artificial intelligence reshaping healthcare in Europe?” del Centro para la Gobernancia del Cambio, es importante que, al mismo tiempo que se da la investigación, se forme a los profesionales en estas estrategias para aprovechar su potencial.
El conocimiento de estos profesionales permitiría que el día a día del proceso clínico contara con estos dispositivos que en múltiples casos ayudan a detectar personas en riesgo, diagnosticarlas, categorizarlas, tratarlas y pronosticar su evolución. Procesos en los que se reduce el tiempo de investigación, facilita la realización de pruebas diagnóstica, y en que, siempre bajo la supervisión de profesional formado, permite llegar a tratamientos más efectivos y precisos con los que no solo se cura mejor a los pacientes, sino que también se les evita efectos adversos.
Como recoge la Estrategia de Salud Digital del SNS “la Inteligencia Artificial o el Internet de las cosas (IoT), tienen el potencial de transformar el sistema sanitario”. Como hemos comentado, estos cambios se producirían en la actividad diaria de los profesionales de la salud y su relación con los pacientes, al facilitar el trabajo con datos y realizar el seguimiento, “sin olvidar la gestión global del sistema y sus recurso”.
"Permite a los profesionales tener más tiempo para dedicarse a los pacientes. Estas técnicas también optimizan el tiempo y los recursos de los sistemas nacionales de salud"
El estudio antes citado y publicado en MDPI señala que la IA puede ser “muy útil” para que los diferentes profesionales sanitarios brinden mejores servicios, y que estos sean más sostenibles. Por ejemplo, “las tareas repetitivas pero que requieren mucho tiempo, como la entrada de datos del paciente, se pueden externalizar a herramientas gestionadas por IA, lo que permite a los profesionales tener más tiempo para dedicarse a los pacientes. Estas técnicas también optimizan el tiempo y los recursos de los sistemas nacionales de salud, mejorando la planificación de la intervención y la propia experiencia del paciente”, indican los investigadores.
Este papel en la gestión mejora la sostenibilidad de un sistema ahogado por falta de profesionales y una mayor demanda con una población cada vez más envejecida que toma diferentes medicamentos y que precisa un mayor seguimiento. No es la única aplicación en la que la IA demuestra que puede reducir los costes en el ámbito sanitario. El desarrollo de fármacos con esta herramienta es más rápido, reduce el gasto, el coste y lo que pueda fallar al detectar de forma más precoz los errores.
Una encuesta publicada en Emerj señaló que el 50% de diferentes líderes empresariales y gubernamentales consideraban que esta herramienta será omnipresente en la atención médica para 2025. En palabras que dedica a Influcare Ana Freire de Rábade, ingeniera informática y desarrolladora del proyecto STOP, iniciativa que, a través de la inteligencia artificial, analiza patrones de suicidio, trastorno alimenticio o depresión en redes sociales, la IA supone una importante herramienta para la salud, y es en este sector, “en el que más se debería centrar por todo lo que puede ofrecer”.