Un stent que crece contigo, desde que eres niño hasta que te conviertes en adulto

La tecnología ya permite adaptar distintos elementos al crecimiento de los cuerpos, como los stent, dando una respuesta duradera a los niños

Desarrollan un marcapasos provisional que detecta de forma autónoma ritmos cardíacos anormales
Desarrollan un marcapasos provisional que detecta de forma autónoma ritmos cardíacos anormales
Paola de Francisco
7 mayo 2022 | 00:20 h
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El principal obstáculo en Pediatría son los tamaños. Las herramientas existentes se han construido pensando siempre en adultos, por lo que el instrumental se tuvo que reducir para adaptar a los niños. Lo común es que todo se incorpore antes a los adultos que a los niños, como explicó hace unos meses el Dr. Juan Carlos de Agustín, presidente electo de la Sociedad Europea de Cirugía Pediátrica y jefe de Cirugía Pediátrica del Hospital Gregorio Marañón a Consalud.es, y que en los niños llegue más tarde. Los elementos se miniaturizan y los robots se adaptan para realizar intervenciones.

Pero no solo el tamaño más pequeño de los niños es un obstáculo, sino también su constante crecimiento. En este caso la tecnología terapeuta, como pueden ser los exoesqueletos pediátricos, se van adaptando al crecimiento de los niños. Y es este objetivo el que buscan diferentes instrumentos y elementos. Uno de ellos es un stent que va adaptándose al crecimiento de los vasos sanguíneos para mantenerlos abiertos y mantener la estructura incluso en la edad adulta.

Hasta ahora era común que las intervenciones cardíacas en niños se realizaran con un stent adaptado a los vasos sanguíneos del momento de la intervención. Sin embargo, cuando los niños crecen lo hacen con ellos todas las estructuras de su cuerpo, incluso los vasos sanguíneos. La media de las arterias coronarias es de entre 2 y 3 mm, pero en el caso de las arterias pulmonares, un recién nacido cuenta con un diámetro menor a 6 mm, un niño de 8 a 10 años de 11,5 mm y los adultos llegan en el tracto de salida de ventrículo derecho hasta los 34 mm.

Renata Mínima, un stent que tiene un tamaño inicial de menos de 2 milímetros de diámetros y puede expandirse a más de 18 mm

Lo normal es que, según va creciendo el niño, se realicen distintas intervenciones para poner nuevos stent y tratar así la cardiopatía congénita. Y en mucho de los casos ni siquiera son dispositivos que sean aplicables a la edad pediátrica. Así apareció Renata Mínima, un producto de la empresa californiana Renata Médica que tiene un tamaño inicial de menos de 2 milímetros de diámetros y puede expandirse a más de 18 mm según va creciendo el paciente.

PRIMER CASO DE ÉXITO

En un primer momento se probó en cerdos. Fueron seis lechones a los que se les implantaron 22 stents: en la aorta, en las ramas de las arterias pulmonares y en las venas centrales. Los resultados de esta investigación publicada en la revista Cateterismo e Intervenciones Cardiovasculares demostraron el éxito en el despliegue de los stents en 21 de los 22 intentos. Siendo el fallo “una redilatación predecible a diámetros adultos” con una histopatología favorable, según recoge el estudio.

Renata Mímima, el stent que se adapta al crecimiento de los vasos sanguíneos (Foto. Renata Médica)

Tras esto, la investigación se amplió a humanos. En febrero el Children's Hospital Los Angeles publicó en nota de prensa que el primer bebé había recibido este stent. Se trata de Asher, de cinco meses, que nació con dos defectos cardíacos congénitos complejos: dextrotransposición de las grandes arterias (D-TGA), una afección en la que las dos arterias principales que transportan sangre fuera del corazón están cambiadas de posición, y la coartación (estrechamiento) de la aorta.

“Está diseñado para durar esencialmente toda la vida”

Tras un intento de agrandar la aorta infructuoso, se abrió la puerta a que fuera el primer humano en recibir Renata Mínima. Aunque al principio los doctores fueron reticentes, la intervención fue “mínimamente invasiva y menos dolorosa. También se dio una recuperación más corta para Asher”, señala la madre del niño, Hilla, en la nota de prensa del centro hospitalario.

Se insertó un catéter y un tubo delgado y flexible en una arteria del bebé, a partir de ahí fueron pasando el stent hasta el área con estrechamiento. Una vez en la zona específica se infló el tubo hasta expandirlo para abrir la arteria, se retiró el globo que sirvió para inflarlo y el catéter, y se dejó el stent. “El sistema de entrega es del tamaño de un espagueti. Los stents de tamaño adulto actualmente disponibles requieren catéteres de tamaño mucho más grande que no se pueden usar de manera segura en recién nacidos y bebés. La miniaturización de esta tecnología es realmente innovadora”, celebra el Dr. Darren Berman, director de cateterismo intervencionista congénito e investigador nacional principal del estudio en el hospital de Los Ángeles.

Asher se fue a casa al día siguiente, regresando rápidamente a un estado normal. Como él, se espera que en Estados Unidos se beneficien un total de 10 pacientes. “Este stent expandible abre la puerta a una opción de tratamiento completamente nueva para estos niños. Tiene el potencial de tener un impacto enorme”, refleja el Dr. Darren Berman. “Está diseñado para durar esencialmente toda la vida”, concluye.

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