La disponibilidad de los médicos para atender Urgencias o hacer seguimiento de los pacientes fuera de consulta se ha incrementado con el uso de nuevos canales de comunicación como las redes sociales, aplicaciones como WhatsApp o a través de formularios on line. Sin embargo, el uso de estas herramientas no garantiza privacidad y confidencialidad de los datos, no genera honorarios, es invasivo y puede ocasionar malentendidos; tal y como desprende un estudio publicado este año en los Archivos Argentinos de Pediatría.
La investigación liderada por Laura Krynski, pediatra de la Subcomisión de Tecnologías de Información y Comunicación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), y Guillermo Goldfarb, pediatra y director médico del Grupo Pediátrico Belgrano R en Buenos Aires, recopila una serie de pautas para el uso de la tecnología en el ámbito de la relación médico-paciente en el área pediátrica. “Debemos desarrollar una práctica sin riesgos, ni para los pacientes ni para nosotros”, asegura Krynski en declaraciones recogidas por Medscape.
“Debemos desarrollar una práctica sin riesgos, ni para los pacientes ni para nosotros”
“La escritura es más inexpresiva que el llamado por teléfono, que a su vez es una semiología distinta a la del contacto presencial. Por eso, hay que seleccionar bien qué consultas se pueden hacer por estos medios y los pacientes tienen que ser conscientes que la semiología es diferente”, apunta Goldfarb. En función de su experiencia, los autores del citado estudio hacen las siguientes recomendaciones médico-legales para la comunicación digital:
1. Establecer con el paciente un tiempo de respuesta para los mensajes. No utilizar este tipo de comunicación para Urgencias.
2. Llegar a un acuerdo en relación con los días y horarios en que estará disponible para responder consultas por estos medios.
3. Acodar con los pacientes qué tipo de consultas se aceptarán para su gestión de forma telemática.
4. Informar a los pacientes acerca de las cuestiones de privacidad: deberían saber quién más puede tener acceso a sus mensajes.
5. Incluir estas comunicaciones en la historia clínica.
6. No utiliar estos medios para consultas sensibles a la privacidad del paciente o familia.
Los pacientes deben estar informados sobre quién puede tener acceso a sus datos y sobre qué consultas se atenderán de forma telemática
7. No reenviar a terceros imágenes ni mensajes que incluyan información personal del paciente sin su consentimiento.
8. En la mensajería instantánea: configurar la confirmación de lectura a voluntad.
9. Considerar la utilización de una cuenta de correo electrónico exclusiva para la atención de consultas virtuales.
10. Enseñar a los pacientes a categorizar el asunto en sus mensajes: necesidad de receta, pedir cita, consulta médica, etc.
11. Solicitar que se incluya el nombre, apellido y edad del paciente en el cuerpo del mensaje.
12. Configurar en la cuenta de correo electrónico una respuesta automática para que el paciente sepa que su mensaje fue recibido y será respondido en un plazo determinado.