Hace tiempo que la sostenibilidad dejó de ser una tendencia en la industria farmacéutica para convertirse en una exigencia. Prueba de ello, tanto las grandes compañías del sector como las medianas y pequeñas cuentan con planes relacionados con la sostenibilidad y la reducción de sus emisiones. Así lo recoge el nuevo informe de la plataforma digital CPHI ‘Sustainability Report 2024: a Guide to Growing a Greener Industry’, que analiza las tendencias de este mercado tan comprometido con el medioambiente.
Según datos de CPHI, la industria farmacéutica representa aproximadamente el 4,4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Una situación insostenible que tratan de revertir desde el inicio de toda la cadena, la fabricación de los propios medicamentos a través de los ingredientes farmacéuticos activos, conocidos como API.
La industria farmacéutica representa aproximadamente el 4,4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero
Los ingredientes farmacéuticos activos pueden ser creados en un laboratorio como moléculas pequeñas, o producidos a partir de seres vivos, conocidos como productos biológicos. Aunque es cierto que los medicamentos hechos con moléculas pequeñas son muy comunes, los productos biológicos están ganando terreno, especialmente para enfermedades difíciles de tratar.
La fabricación de un API es una tarea muy compleja que, desde el descubrimiento de una nueva sustancia con propiedades curativas hasta convertirla en un medicamento listo para vender, hay una serie de procesos químicos y biológicos muy precisos para garantizar que el API sea seguro y eficaz, que a su vez, contaminan mucho. Más concretamente, comienzan con una reacción de materias primas y solventes para obtener el API en sí, que luego debe someterse a una separación y purificación. Esto implica el uso de varios solventes y filtros para el lavado y secado que no solo consumen gran cantidad de materias primas y procesadas, sino también energía, lo que resulta en síntesis intensivas en energía que producen sustancias potencialmente peligrosas.
En este sentido, el informe de CPHI señala los beneficios de la fabricación de flujo continuo, el proceso por el cual los API se transforman en medicamentos. Este se basa en que los ingredientes se muevan constantemente a través de diferentes etapas del proceso de producción, en lugar de producir grandes lotes de un producto a la vez y luego cambiar a otro.
Entre las principales ventajas que indican en el informe, destacan una mayor eficiencia al eliminar las paradas entre lotes y optimizar el flujo de materiales; una mayor seguridad al reducir la manipulación de materiales y la cantidad de inventario en proceso; y lo más importante, registran un menor impacto medioambiental, ya que optimizan el uso de recursos y, por lo tanto, de residuos y de energía.
"Todavía existen importantes oportunidades de mejora, en particular en la optimización de las condiciones de reacción, la reducción del impacto ambiental de las materias primas y la mejora de la eficiencia general de los procesos químicos”
“Las operaciones sostenibles en la fabricación farmacéutica se están implementando cada vez más en áreas como la reducción de residuos, la eficiencia energética y el uso de disolventes más ecológicos. Sin embargo, todavía existen importantes oportunidades de mejora, en particular en la optimización de las condiciones de reacción, la reducción del impacto ambiental de las materias primas y la mejora de la eficiencia general de los procesos químicos”, explica Gabriele Menges Flanagan, científica sénior de Fraunhofer IMM.
Es evidente que la industria farmacéutica está trabajando para convertirse en un sector más sostenible, ya sea a través de la gestión de aguas residuales; la economía circular, la descarbonización, o la reutilización. Sin embargo, Stephen Born, fundador y director de Asuntos Científicos de CONTINUUS Pharmaceuticals, aboga en el informe por abordar la sostenibilidad desde el descubrimiento de nuevos fármacos, y no solo en las etapas posteriores de desarrollo y producción. Esto se traduce en que los científicos consideren el impacto ambiental de los compuestos que desarrollan desde el principio, buscando alternativas más sostenibles y menos tóxicas.