Las compañías farmacéuticas están demostrando en los últimos años un creciente compromiso con el medio ambiente y la gran huella ambiental que producen con la producción y distribución de medicamentos. Prueba de ello, la sostenibilidad se ha convertido en uno de los ejes principales tanto de las grandes empresas como de las pequeñas, todas, coinciden en la necesidad de poner freno a esta preocupante situación.
Medidas como el ecodiseño, la optimización de la producción, la inversión en la investigación y desarrollo de medicamentos con menor impacto ambiental, o la responsabilidad social corporativa, son puntos esenciales que aparecen en las distintas iniciativas promovidas por la industria farmacéutica, como es el caso del proyecto ETERNAL.
La sostenibilidad se ha convertido en uno de los ejes principales tanto de las grandes empresas como de las pequeñas, todas, coinciden en la necesidad de poner freno a esta preocupante situación
Centrado en promover la reducción del impacto ambiental de los productos farmacéuticos durante todo su ciclo de vida cuenta con la financiación del proyecto de la Unión Europea ‘Horizonte Europa’. Desarrollado por el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS), reúne a un consorcio de 17 socios a lo largo de nueve países europeos, que incluyen universidades, centros de investigación, empresas y organismos públicos.
Con el objetivo de conocer la relación del proyecto ETERNAL con las compañías farmacéuticas y las medidas que proponen en torno a uno de los puntos que contaminan más en este sentido, los principios activos farmacéuticos, desde Salud35 entrevistamos a Pablo Ferrer, coordinador del proyecto ETERNAL, y Paz Sebastiá Luna, investigadora principal y coordinadora técnica.
¿Cómo podemos incentivar a las empresas farmacéuticas a adoptar prácticas más sostenibles?
Dese el proyecto ETERNAL estamos trabajando estrechamente con empresas y organismos del sector farmacéutico, los cuales actúan como consejeros para que orientemos y alineemos nuestra investigación con sus intereses y las regulaciones que deben de seguir. También estamos llevando a cabo actividades de concienciación del público en general para que conozcan los beneficios de los medicamentos producidos por métodos más amigables para el medio ambiente, con el objetivo de que prefieran estos sobre los medicamentos producidos de forma más contaminante.
No obstante, todos estos esfuerzos acabarán siendo en vano si no se produce un cambio drástico desde los organismos reguladores y gobiernos hacia una producción sostenible. Por ejemplo, se pueden ofrecer beneficios económicos, como subvenciones, créditos o deducciones fiscales, a las empresas que implementen estas prácticas. Estos incentivos pueden ayudar a compensar los costos iniciales de la adopción de tecnologías verdes y fomentar la inversión en sostenibilidad.
Es imperante, a su vez, implementar regulaciones ambientales más estrictas que obliguen a las empresas farmacéuticas a cumplir con estándares de sostenibilidad. Desarrollar programas de certificación y etiquetas ecológicas que reconozcan y premien a las empresas que cumplen con altos estándares de sostenibilidad pueden mejorar la reputación de las empresas y aumentar la demanda de sus productos por parte de consumidores conscientes del medio ambiente.
¿Cuáles son los principales riesgos ambientales asociados con los Active Pharmaceutical Ingredient (APIs), subproductos y residuos farmacéuticos?
La contaminación del agua es uno de los principales riesgos, ya que los residuos farmacéuticos y los APIs a menudo terminan en los mares y ríos a través de efluentes de plantas de tratamiento de aguas residuales, vertidos directos o escorrentías agrícolas. Esto puede causar toxicidad acuática, afectando a la flora y fauna acuáticas, pudiendo incluir efectos hormonales, donde algunos APIs actúan como disruptores endocrinos, interfiriendo con los sistemas hormonales de los organismos acuáticos.
"La contaminación del agua es uno de los principales riesgos, ya que los residuos farmacéuticos y los APIs a menudo terminan en los mares y ríos"
Otro riesgo importante es la persistencia y bioacumulación de muchos APIs en el medio ambiente, lo que significa que no se degradan fácilmente y pueden permanecer en él durante largos períodos. Estos pueden acumularse en los tejidos de los organismos vivos, subiendo en la cadena alimentaria y afectando a depredadores superiores, incluidos los seres humanos. Además, el uso indebido y la eliminación de antibióticos pueden promover la aparición de resistencia antimicrobiana, seleccionando bacterias resistentes que pueden transferir sus genes de resistencia a otras bacterias, creando cepas resistentes a múltiples fármacos y afectando la eficacia de los tratamientos médicos.
¿Cómo podemos reducir el impacto ambiental de la fabricación de APIs?
Se ha estimado que hasta el 80% de los residuos derivados de la fabricación de API están relacionados con el empleo de disolventes, por lo que abordar su selección, uso, recuperación y eliminación puede contribuir drásticamente a aliviar este problema. Sin embargo, como estos tienen una gran influencia en la calidad de los productos finales, puede ser difícil encontrar sustitutos adecuados. Aplicando los doce principios de la Química Verde, es posible idear procesos más sostenibles, abriendo el camino, por ejemplo, al uso de disolventes reconocidos y respetuosos con el medio ambiente
Una de estas opciones la brinda la síntesis mecanoquímica en seco, la cual implica unir sustancias químicas finamente distribuidas sin la necesidad de usar solventes para mezclarlas. Esto significa que no se generan residuos asociados a disolventes y, además, todo el proceso puede tener lugar decenas de veces más rápido que una reacción convencional. La Holt MeltExtrusion (HME) ha surgido en los últimos años como una tecnología de fabricación pionera para la industria farmacéutica, y su uso está creciendo debido a su naturaleza rentable, continua y sin solventes como operación unitaria. Este, por ejemplo, es uno de los métodos que aplicamos desde AIMPLAS en el proyecto ETERNAL y que nos permite acortar los tiempos de producción de formulaciones finales de medicamento, a la par que reducimos el consumo de recursos, tanto humanos como energéticos y materiales.