Este jueves comienza la Cumbre mundial del clima de Dubái, COP28, que se celebrará hasta el 12 de diciembre con el objetivo de establecer compromisos que permitan cumplir las metas de los Acuerdos de París firmados en 2015. Para lograr los objetivos marcados es necesario lograr que las emisiones globales alcancen el cero neto en 2050. Como afirma el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), será necesario reducir en un 45% las emisiones con los niveles de 2010 para 2030.
En esta línea, la industria farmacéutica lleva tiempo trabajando para reducir su huella de carbono a través de varias estrategias, que incluyen la mejora de la eficiencia energética, la inversión en energías renovables y la implementación de prácticas de producción más sostenibles. Sin embargo, para el sector farmacéutico el camino hacia la sostenibilidad ha sido complicado.
Las regulaciones estrictas que dificultan implementar medidas ecológicas, una demanda exigente y las presiones del mercado provocan que la calidad del producto a menudo eclipsara las prácticas sostenibles. Todo ello ha provocado que el camino hacia la sostenibilidad en el sector farmacéutico sea todo un desafío.
Las compañías han implementado medidas de ecodiseño en los envases de sus medicamentos, lo que ahorra cada año más de 150 toneladas de materias primas y reduce unas 1.400 toneladas de CO₂ al año solo en España
Si bien es cierto que con el paso de los años el sector ha mostrado una notable inclinación hacia soluciones ecológicas y sostenibles, la infraestructura y las operaciones existentes contradicen estas aspiraciones, según el “The 2023 CPHI Annual Report”. Los resultados revelan una dependencia preocupante de métodos menos sostenibles. Un 40,7% de las instalaciones recurren a la incineración como desechos médicos, siendo solo en un 18,5% de los casos "una práctica ideal". Asimismo, casi un tercio de las instalaciones no tienen más remedio que recurrir a la eliminación en vertederos. Esto no es todo, ya que uno de los mayores retos es la gestión de las emisiones de alcance 3, aquellas producidas a lo largo de la cadena de suministro por socios y proveedores, que pueden suponer hasta un 90% de la polución generada.
No obstante, se está produciendo actualmente un cambio de paradigma. Con las nuevas tecnologías y los esfuerzos de las empresas se esta logrando una reducción de la huella de carbono. Ejemplo de ello es que las compañías han implementado medidas de ecodiseño en los envases de sus medicamentos, lo que ahorra cada año más de 150 toneladas de materias primas y reduce unas 1.400 toneladas de CO₂ al año solo en España.
Esto es un gran logro, ya que es imperativo reducir el impacto ambiental en cada etapa de la cadena de suministro farmacéutico. Los materiales para el embalaje que pueden obtenerse de manera sostenible utilizan papel de madera desarrollado bajo diversas certificaciones e iniciativas forestales sostenibles, como la recolección de caucho natural, el uso de plástico reciclado, materiales renovables o vidrio. Su utilización dentro de la cadena de producción se ha vuelto cada vez más común, lo que disminuye la contaminación.
Cualquier regulación debe ser flexible y tener en cuenta las necesidades y capacidades específicas de las empresas
Una regulación homogénea en materia de sostenibilidad jugaría un papel clave para la industria farmacéutica, según los expertos. Esto se debe a que proporcionaría un marco claro y consistente para las farmacéuticas, facilitando la planificación y la implementación de medidas de sostenibilidad. Asimismo, también señalan como importante que cualquier regulación debe ser flexible y que se deben tener en cuenta las necesidades y capacidades específicas de las empresas. Además, la regulación por sí sola no es suficiente y debe ir acompañada de incentivos y apoyo para ayudar a las compañías a hacer la transición hacia prácticas más sostenibles.
Con la llegada de la cumbre mundial COP28, se espera que se amplíen las estrategias y se tomen medidas más concretas para abordar estas dificultades. La cumbre podría ser una plataforma para que la industria farmacéutica a nivel global comparta mejores prácticas, desarrolle nuevas tecnologías y establezca normas más estrictas para la sostenibilidad.