Las compañías farmacéuticas enfrentan una realidad poco alentadora, para llevar a cabo el desarrollo de productos farmacéuticos se generan miles de residuos y se consumen millones de recursos generando en el proceso mucha contaminación ambiental. Desde desechos químicos hasta envases y productos caducados, los residuos de la industria farmacéutica representan un desafío para la sostenibilidad ambiental, dado la toxicidad de estos productos y su difícil eliminación.
En respuesta a este problema, en los últimos años la industria ha comenzado a tomar medidas para minimizar su impacto ecológico. A través de la adopción de prácticas sostenibles, como el reciclaje de materiales, la optimización del consumo de recursos y la implementación de procesos de economía circular, el sector farmacéutico busca avanzar hacia un modelo de producción más responsable.
En una reciente investigación, estudia la necesidad de adoptar un modelo de economía circular en la industria farmacéutica. En este sentido, el enfoque incluye una gestión circular de la cadena de suministro, orientada a maximizar la sostenibilidad en todas las etapas del ciclo de vida de los productos. De esta manera, el concepto tradicional de "fin de vida útil" se reemplaza por un sistema que busca reducir, reciclar y recuperar materiales en la fabricación, distribución y consumo de productos farmacéuticos.
"La economía circular en esta industria se puede implementar en distintos niveles para maximizar su impacto sostenible"
Este sistema, según los expertos, la economía circular en esta industria se puede implementar en distintos niveles para maximizar su impacto sostenible. En el nivel micro, se enfoca en productos y prácticas empresariales responsables, diseñando medicamentos y envases reciclables y fomentando la participación de los consumidores en el reciclaje.
Otro de los niveles es el intermedio, que se centra en la colaboración entre empresas en un entorno común para optimizar recursos y gestionar residuos de manera conjunta. Un ejemplo de ello sería un parque eco-industrial, donde las farmacéuticas puedan asociarse con otras industrias para compartir recursos como energía o agua, intercambiar subproductos que puedan servir como materia prima en otros procesos, y gestionar de manera eficiente los residuos.
A nivel macro, los gobiernos pueden promover estas prácticas sostenibles. De esta manera, este actor podría establecer normativas que incentiven a las empresas farmacéuticas a adoptar prácticas de economía circular, como regulaciones para la reducción de desechos, programas de reciclaje o incentivos fiscales para prácticas sostenibles. Sin embargo, el sector tiene que hacer frente a numerosas barreras en la adopción de la economía circular. Basado en investigaciones previas y entrevistas a empleados de diferentes empresas, se han identificado obstáculos como los altos costes de producción, la falta de colaboración entre los actores de la cadena de suministro, la escasez de proveedores ecológicos y la resistencia del público a estas prácticas.
Estos desafíos incluyen, además, limitaciones tecnológicas y de conocimiento, como la falta de experiencia en tecnología de reciclaje, así como la baja visibilidad de toda la cadena de suministro, que dificulta una gestión eficaz de los recursos. Entre estas problemáticas, destaca la baja vida útil de los medicamentos y la ineficaz separación de desechos en hospitales, lo que dificulta una correcta implementación de la economía circular en el sector.
"Para mejorar su huella ambiental la mejor opción para las farmacéuticas es la implementación de los 9 Rs"
En cuanto a las soluciones propuestas, el documento se refiere a los “9 Rs” del modelo de economía circular, que incluyen acciones como repensar, reducir, reutilizar, reparar, restaurar, remanufacturar, redirigir, reciclar y recuperar. Cada uno de estos principios tiene un papel específico en la minimización del impacto ambiental y en la eficiencia de los recursos.
En este sentido, en la industria farmacéutica estos principios pueden aplicarse a lo largo de toda la cadena de suministro. Por ejemplo, en la fase de diseño, las compañías pueden optar por envases biodegradables o reciclables y optimizar el uso de materias primas sostenibles. Durante la producción y el mantenimiento, implementar tecnologías de ahorro de energía y reducir el consumo de agua y otros recursos naturales resulta clave para hacer el proceso más sustentable.
Por otro lado, en la etapa de distribución y postconsumo, la recuperación y reciclaje de envases y componentes permiten reducir significativamente el impacto ambiental. Estos enfoques no solo ayudan a preservar recursos, sino que también promueven la durabilidad y minimizan la generación de desechos en cada etapa del ciclo de vida de los productos farmacéuticos.