En 2018, Apple desdibujó la línea entre la tecnología de consumo y los dispositivos médicos al obtener la aprobación de la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para permitir que el Apple Watch realice electrocardiogramas (ECG) en el lugar, así como monitorear continuamente el ritmo cardíaco del usuario en segundo plano para detectar signos de fibrilación auricular.
Años más tarde, Fitbit alcanzó parcialmente a su competidor con una aprobación regulatoria de finales de 2020 para la propia aplicación de ECG de su reloj inteligente. Ahora, el fabricante de dispositivos propiedad de Google ha seguido el ejemplo de Apple y ha recibido el visto bueno de la FDA para un algoritmo diseñado para verificar pasivamente la fibrilación auricular durante todo el día.
Las pulseras de Fitbit analizarán el corazón de forma pasiva para intentar anticipar ritmos irregulares, sintomáticos de una posible arritmia
Al igual que su predecesor en Apple, el nuevo algoritmo se basa en la tecnología de sensores de fotopletismografía (PPG). El sensor óptico evalúa los cambios en el volumen de sangre, que determinan el ritmo cardíaco, al observar los vasos sanguíneos debajo de la piel a medida que se expanden y contraen. Además, revisa las lecturas del ritmo cardíaco en busca de desviaciones que podrían apuntar a fibrilación auricular, y después envía automáticamente una notificación al usuario si se detecta alguna irregularidad.
La tecnología PPG está diseñada para funcionar en segundo plano durante el día y la noche cuando el usuario está quieto o dormido y se enfrenta a las mismas restricciones reglamentarias que las notificaciones de latidos cardíacos irregulares del Apple Watch, lo que limita su uso solo a personas mayores de 22 años.
Tras la autorización de la FDA, Fitbit ha destacado el gran potencial del algoritmo: “Queremos que la detección de fibrilación auricular sea lo más accesible posible para ayudar a reducir el riesgo de eventos potencialmente mortales, como un accidente cerebrovascular, y, en última instancia, mejorar la salud cardíaca general para todos”.