En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, conversamos en Salud 35 con Valeria Kyska, la directora de Neurología de Merck España. Nos cuenta sobre su trayectoria profesional, los desafíos que enfrenta en su campo y su visión sobre el rol de las mujeres en la ciencia y la salud.
¿Existe todavía techo de cristal en los altos cargos directivos de la industria farmacéutica?
Sin duda, queda camino por recorrer, pero por suerte no creo que actualmente exista un techo de cristal como tal. Para mí tiene más sentido hablar de la cultura de la meritocracia y la plena inclusión de la diversidad en el seno de las compañías e instituciones. Considero que hay que evolucionar la cultura de las organizaciones para que sean capaces de ver el talento como lo que es, talento, sin importar el género, la edad, procedencia, cultura.
Opino que como sociedad hemos progresado. Si acudimos a los datos del INE, veremos que, en los últimos 10 años, el porcentaje de mujeres presentes en el conjunto de Consejos de Administración de las empresas que forman parte del IBEX-35 ha aumentado 23 puntos porcentuales. Y si hablamos de la industria farmacéutica, el papel de la mujer está siendo más relevante todavía.
El papel de la mujer cada vez es más evidente en la industria farmacéutica. ¿Cómo lo sienten desde su compañía?
Concretamente, todo lo que hacemos en Merck responde al propósito de dejar el mejor legado posible para las generaciones venideras. A nivel Merck Group estamos comprometidos con lograr la plena igualdad de género en los puestos de liderazgo para 2030. En la filial española vamos adelantados: actualmente, el 51% de las personas que trabajan en Merck son mujeres y el 55% de las posiciones de liderazgo están ocupadas por ellas.
"En los últimos 10 años, el porcentaje de mujeres presentes en el conjunto de Consejos de Administración de las empresas que forman parte del IBEX-35 ha aumentado 23 puntos porcentuales"
Además, contamos con iniciativas tan destacables como Closingap, una asociación formada por 12 grandes compañías e impulsada por Merck en 2018 con el objetivo de analizar el coste de oportunidad que las diferentes brechas de género tienen en nuestra economía.
Al encontrarse en un puesto que en muchos casos ocupan hombres. ¿Cuál ha sido su experiencia?
He tenido una experiencia positiva, aunque continúan existiendo estereotipos de género o ciertas situaciones a las que las mujeres nos enfrentamos, como, por ejemplo, el hecho de que continuamos siendo las que nos encargamos en mayor medida de los cuidados familiares y las tareas del hogar. Pero hay algo que siempre repito: más responsabilidad no implica necesariamente más tiempo de dedicación. La importancia del balance entre lo personal y lo profesional es algo que las empresas han incorporado como parte de su cultura organizacional, ya que termina siendo más productivo y se obtienen mejores resultados.
En mis 20 años de experiencia profesional en la industria farmacéutica, he ocupado posiciones como responsable y directora en diferentes países, lo que me ha permitido enfrentarme a retos de todo tipo y vivir experiencias que demuestran que formar parte de un equipo donde se respira el respecto hacia el otro hace posible llevar a cabo grandes proyectos. Y confío en que, cuando pasen unos años, apreciaremos todo lo que hemos avanzado consiguiendo que más mujeres ocupen puestos relevantes en nuestra sociedad, y será así porque somos capaces, estamos preparadas y cualificadas para ello.
¿Qué le diría a una adolescente que plantea como imposible llegar a dirigir una empresa?
Honestamente, le diría lo mismo que a un adolescente varón: que no limite sus expectativas laborales, que sea valiente y audaz y que trabaje por alcanzar sus metas. Actualmente, creo que los jóvenes pueden sentir que su futuro es algo incierto por la situación socioeconómica, el panorama geopolítico, entre muchos otros factores. Pero no me gustaría pensar que una adolescente que se interese por la dirección o el liderazgo de equipos sienta que no puede conseguirlo solo por el hecho de ser mujer.
"Hay que evolucionar la cultura de las organizaciones para que sean capaces de ver el talento como lo que es, talento, sin importar el género, la edad, procedencia, cultura"
Otros de los resultados de la encuesta que mencionaba anteriormente, mostraba que la falta de DE&I es la segunda razón por la que el 49% de los jóvenes españoles se marcharía de una empresa (por detrás del salario), lo que demuestra que están más concienciados de lo que lo estábamos nosotros.
¿Qué medidas cree que se deberían tomar para promover una mayor igualdad de género en el lugar de trabajo?
Lo primero, abrazar una cultura basada en el respecto y la plena inclusión. Es vital el trabajo de concienciación, impulsar iniciativas que tengan impacto e inspiren a otras mujeres, crear espacios seguros donde tratar estos temas, pero también se deben poner en marcha planes de igualdad, de conciliación entre vida personal y profesional y programas que promuevan el desarrollo y promoción del talento femenino.
En Merck llevamos años apostando por la igualdad de género y la tenemos tan interiorizada que forma parte de nuestro ADN. Es algo anecdótico, pero ya en 1805 tuvimos nuestra primera CEO mujer, Adelheid Merck, y actualmente el liderazgo de la compañía también está en manos de una mujer, Belén Garijo.
¿Qué cambios ha visto en términos de igualdad de género en su campo a lo largo de tu carrera?
A lo largo de mi carrera, he trabajado en puestos de responsabilidad y he formado parte de equipos que, si reflexiono actualmente, han evolucionado a todos los niveles. Hace unos años, este tipo de posiciones solían estar ocupadas por hombres, lo que dificultaba el reconocimiento de las mujeres en la alta dirección. No había antecedentes en los que fijarse.
Sin embargo, se ha producido un incremento en la presencia femenina en roles de liderazgo y posiciones de toma de decisiones, lo que contribuye a una mayor diversidad de perspectivas y ha inspirado, y está inspirando, a otras mujeres. Además, se han implementado políticas y programas que promueven la equidad de género, desde iniciativas de mentoría y capacitación hasta políticas de igualdad salarial.
Si tuviese que señalar un área en la que creo que urge trabajar, sería la educación. Debemos promover la incorporación de las jóvenes a las carreras STEM, y esto pasa por fomentar desde las escuelas el interés de ellas por estas especialidades, puesto que, en el futuro laboral, serán las más demandadas debido a la revolución digital que vivimos.