La industria farmacéutica se caracteriza por estar en continuo desarrollo y búsqueda de nuevos medicamentos. Dentro de este sector, las patentes se alzan como uno de los puntos más importantes del proceso, concretamente se tratan de un conjunto de derechos concedidos por un Estado, al inventor de un nuevo producto o tecnología farmacéutica, para explotar en exclusiva la invención patentada, impidiendo a otros su fabricación venta o utilización sin consentimiento del titular. Como contrapartida, las patentes se conceden a cambio de poner a disposición pública, para su conocimiento, el bien patentado.
Estas patentes que se otorgan sobre productos novedosos, se conceden por un periodo de 20 años, aunque es cierto que el caso farmacéutico es bastante peculiar. El periodo que transcurre entre la presentación de una solicitud de patente para un nuevo medicamento y la posterior comercialización de este mismo, incluye tanto la fase de I+D como el tiempo que tarda la tramitación de la autorización, reduciendo así la protección efectiva.
Una de las principales ventajas que suponen las patentes para las compañías farmacéuticas es que si uno de sus fármacos innovadores es finalmente aprobado y llega a los pacientes, contará con el mencionado periodo de exclusividad y así, podrá recuperar la inversión realizada y generar recursos que puedan ser reinvertidos en otros proyectos. Es aquí donde se puede observar la gran utilidad de las patentes, ya que garantizan a las compañías farmacéuticas la suficiente seguridad para lanzarse hacia la carrera de investigar medicamentos, caracterizada por los costes y el tiempo requerido.
Según los últimos datos de la Oficina Europea de Patentes, la industria farmacéutica fue en 2021, por cuarto año consecutivo, el sector industrial que más solicitudes de patentes presentó en España, con 189
A pesar del individualismo que puede provocar la búsqueda de patentes, existe un componente colectivo. Cuando una compañía encuentra un potencial desarrollo y lo patenta, hace público el proceso que ha llevado a cabo, promoviendo la aparición de nuevos medicamentos para el tratamiento de las mismas patologías. Incluso en ocasiones, esta nueva propuesta termina superando a la anterior y así se aumenta el beneficio social, es decir, las posibilidades de tratamiento de los pacientes.
Según los últimos datos de la Oficina Europea de Patentes, la industria farmacéutica fue en 2021, por cuarto año consecutivo, el sector industrial que más solicitudes de patentes presentó en España, con 189, le han llevado a situarse en el puesto número 17 del ranking mundial de solicitudes. En porcentajes, las solicitudes del sector farmacéutico suponen un 10% del total del país y se han incrementado un 7,4% respecto al año anterior.
NUEVA LEGISLACIÓN EUROPEA
La Comisión Europea anunció el pasado 26 de abril el primer borrador de la revisión de la legislación farmacéutica europea, la primera actualización del marco normativo común en dos décadas. Una reforma se encuadra en la Estrategia Farmacéutica Europea, presentada en 2020, con el objetivo de reforzar la innovación y la producción en el continente.
Una de las medidas que ha levantado mayor número de críticas es la reducción del tiempo de exclusividad de patentes en dos años, lo que se traduce en la pérdida de millones de euros para las farmacéuticas. Para volver a recuperar esos dos años de exclusividad, las empresas deberán comercializar sus productos en toda la Unión Europea. Una medida con la que la Comisión busca rebajar las desigualdades con los países del este, que reciben los medicamentos años después que los occidentales.
Además de esta opción, la nueva legislación también propone que las farmacéuticas puedan recuperar años de licencia a través de otros métodos, como el caso en el que las medicinas se encargan de “demandas médicas insatisfechas”, recibiendo seis meses, y en los medicamentos que consigan tratar a otras enfermedades más allá de su objetivo principal, que obtendrán un año más de protección.