Luz Dary Amaya González, directora de la fábrica de GSK en Alcalá de Henares, en Madrid, ha analizado en una entrevista en Empresas ConSalud el papel "clave" de la mujer en el sector farmacéutico y ha valorado "muy positivamente" la incorporación cada vez mayor de las mujeres al sector: "Estoy convencida de que con mujeres ocupando roles de liderazgo y toma de decisiones, será mucho más fácil generar acciones y programas que permitan un sistema corporativo inclusivo y diversificado que promueva la innovación para asegurar el éxito en los negocios".
- ¿Cuál es el papel de la mujer en el sector farmacéutico?
La mujer juega un papel clave en este sector. Recientemente se han anunciado los datos de la última encuesta sobre el Empleo en la industria farmacéutica innovadora 2021, realizada por Farmaindustria entre sus asociados y que muestran un nuevo crecimiento en número de trabajadores y la consolidación de este sector como un referente en empleo estable, cualificado e igualitario.
La igualdad es un gran valor inherente al empleo en el sector farmacéutico. Más del 53% de las personas que trabajan en la industria farmacéutica innovadora son mujeres (la media de la industria nacional está en un 26%), un porcentaje que se eleva al 67% en los departamentos de I+D. En concreto, la plantilla de mujeres ha crecido en los últimos cuatro años a un ritmo medio anual del 2,8%. El compromiso por la igualdad y el impulso al talento femenino se constata en los puestos de dirección, donde el sector farmacéutico presenta tasas muy superiores a la media empresarial. Así, los comités de dirección de las compañías farmacéuticas cuentan con un 44,8% de mujeres, cuando la media de las grandes empresas del IBEX-35 se sitúa en el 17,6%. Además, el 20,3% de los primeros ejecutivos son mujeres, frente a la media del 3,6% que marcan las empresas del IBEX-35. Además, el farmacéutico es el sector industrial líder en igualdad salarial, según el Instituto Nacional de Estadística.
"En GSK contamos con múltiples iniciativas internas que fomentan la incorporación de talento femenino a la compañía"
Si nos centramos en GSK, nuestras cifras son aún mejores. En GSK España estamos comprometidos con el talento femenino desde hace más de una década. Esto ha sido posible a través del Plan Empresarial centrado en esta materia, con el que contamos de forma pionera desde el año 2007, cuando se aprobó en España la Ley Orgánica de Igualdad. Además, nuestro trabajo constante en materia de igualdad ha hecho que el Ministerio nos haya otorgado el “Distintivo Igualdad en la Empresa”, renovado en tres ocasiones sucesivas (la última, por tres años más, en 2019).
El resultado de este compromiso se traduce en una plantilla completamente igualitaria: de más de 2.000 empleados en GSK España, un 55,54 % somos mujeres y un 53,3 % de los puestos directivos o mandos intermedios están cubiertos por nosotras. Hay cifras incluso más optimistas en algunos sectores de la organización, como en nuestro centro de I+D Diseases of the Developing World (DDW), donde un 66,92 % de las investigadoras para encontrar soluciones frente a enfermedades que afectan a países en desarrollo son mujeres. Otra muestra de este compromiso es que fuimos la primera compañía farmacéutica en contar con una mujer presidenta a nivel mundial: Emma Walmsley ocupa el cargo de CEO de GSK desde 2017.
- ¿Cómo valora la incorporación cada vez mayor de las mujeres al sector?
Muy positivamente. Desde mi punto de vista la diversidad es un factor clave para alcanzar el éxito en las empresas. Estoy convencida de que con mujeres ocupando roles de liderazgo y toma de decisiones, será mucho más fácil generar acciones y programas que permitan un sistema corporativo inclusivo y diversificado que promueva la innovación para asegurar el éxito en los negocios.
En GSK contamos con múltiples iniciativas internas que fomentan la incorporación de talento femenino a la compañía. Por ejemplo, desde el área de Recursos Humanos se fomenta la incorporación de mujeres a equipos o áreas donde sea necesario corregir las desigualdades que puedan existir. Un ejemplo de ello es la evolución que demuestran nuestras cifras de empleados en la red de ventas de la compañía, donde hemos pasado de hemos pasado de un 34 % de mujeres delegadas comerciales en 2007 al 55,54 % en la actualidad.
"No es fácil ejercer roles tradicionalmente ocupados por hombres, pero en GSK se facilita mucho porque la mujer es equipada con los recursos, programas, confianza y apoyo que requiere para navegar en estos nuevos mares"
Además, una vez que los empleados se han incorporado a la compañía, contamos con sesiones de formación y sensibilización en materia de igualdad, en las que hacemos hincapié en los perfiles que tienen un amplio poder de decisión y autonomía en la gestión de personas a su cargo, posiciones clave que deben favorecer y promover la igualdad sirviendo de modelo para el resto.
- Ocupa un puesto de relevancia en un área del sector farmacéutico en el que muchos puestos están ocupados por hombres, ¿cuál es su experiencia en este sentido?
Ha sido una experiencia muy positiva. Para empezar, el respaldo de los jefes, colegas y compañeros hombres es real y esto hace que no se perciban sesgos de género que obstaculicen el desempeño. Ese respaldo viene demostrado de muchas maneras: la confianza para que formules la estrategia local, el apoyo para invertir en los programas y los recursos que se requieran, la voluntad de darte soporte en tus planes de desarrollo para seguir evolucionando y adquiriendo nuevas capacidades y destrezas.
No es fácil ejercer roles tradicionalmente ocupados por hombres, pero en GSK se facilita mucho porque la mujer es equipada con los recursos, programas, confianza y apoyo que requiere para navegar en estos nuevos mares.
- ¿A lo largo de su carrera alguna vez ha tenido alguna experiencia en la que se haya sentido discriminada o infravalora por el hecho de ser mujer?
Afortunadamente no. GSK es una empresa que desde siempre ha predicado el respeto tanto hacia dentro de la organización como hacia afuera por lo que el ambiente que se crea es uno que promueve las destrezas del individuo más que los sesgos de género. Con esta perspectiva, lo que sucede es que el valor atribuido a cada individuo trasciende y permite que cada persona crezca hasta donde sus capacidades y oportunidades se lo permitan sin temer exclusiones relacionadas con género.