La turbulenta relación de iDental y Bankia

La entidad y la Fiscalía abren un proceso penal contra el exdirectivo de Bankia Jorge Puga, que presuntamente concedió 50 millones en créditos a sociedades de su entorno.

Afectados de iDental en una de las protesta en las puertas del Ministerio de Sanidad (Imagen de archivo)
Afectados de iDental en una de las protesta en las puertas del Ministerio de Sanidad (Imagen de archivo)
Salud35
18 enero 2019 | 11:00 h
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El exdirectivo de Bankia Jorge Puga es uno de los detenidos en la operación desarrollada el pasado martes en el marco de la macrocausa que investiga el fraude de las clínicas de iDental por reflotar empresas en las que se habrían estafado más de 60 millones de euros por lo que se le acusa de "administración fraudulenta, organización criminal, estafa continuada, apropiación indebida, alzamiento de bienes, falsedad documental y blanqueo de capitales".

Además, según ha publicado El Confidencial, Bankia ha acudido a los tribunales por la supuesta estafa millonaria de Puga. En el 2014, el exdirectivo concedió algunos de los préstamos irregulares a fondo perdido que dejaron un agujero millonario a la entidad financiera.

Durante los años que Puga estuvo ligado a Bankia conoció a fondo cómo funcionaba el sistema de control del banco, lo que utilizó para regar de millones a empresas del grupo Weston Hill, fondo de inversión que compró iDental.

Jorge Puga, Jaime Carlos Bagur y su socio Luis Sans Huecas compraron otras empresas, hoteles, inmuebles y clínicas dentales con las que desviaron dinero

Fuentes judiciales consultadas por el medio citado señalan que Puga, Jaime Carlos Bagur, exdirectivo de la clínica dental, y su socio Luis Sans Huecas, uno de los gestores de iDental, compraron otras empresas, hoteles, inmuebles y clínicas dentales con las que desviaron dinero.

Su 'modus operandi' era que una empresa gestionada por Bagur compraba certificados falsos de depósito de bancos suizos como UBS, con lo que simulaban tener fondos y, posteriormente, pedían un crédito en una oficina de Bankia que Puga se encargaba de aceptar sin intervención de ningún otro compañero.

En total, se concedieron al menos créditos por unos 50 millones, aunque fuentes consultadas por El Confidencial señalan que el riesgo podría ser mayor. Con el dinero ya en su poder, los testaferros se embolsaban al menos un 20% del crédito y el resto lo destinaban a comprar un activo.

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