La inteligencia artificial (IA) se está integrando de manera creciente en el sector de la salud, revolucionando la prestación de servicios médicos y la gestión de datos. Esta transformación está propiciando avances significativos en la eficiencia operativa, la personalización de tratamientos y la toma de decisiones clínicas, lo que se traduce en una mejora sustancial en la atención al paciente y en la optimización de los procesos internos de las instituciones de salud.
“Estamos convencidos de que la tecnología, y la IA en concreto, es un facilitador que nos permite mejorar nuestra competitividad y, por lo tanto, nuestra misión como compañía”, afirma Jorge Pou, director de Innovación y Operaciones Comerciales de GSK en una entrevista en Salud35. “Nuestro plan es continuar implementando y escalando soluciones que permitan a nuestros empleados beneficiarse de esta tecnología para que puedan dedicar su tiempo a aquello en lo que más valor generan”.
La ambiciosa meta de la empresa es alcanzar un impacto positivo en la salud de más de 2.500 millones de personas para el año 2030, a través de la combinación de ciencia, tecnología y talento para anticiparse a las enfermedades. En este sentido, la compañía ha integrado esta tecnología en su centro de producción de Aranda de Duero, Burgos. En esta fábrica se ha integrado la IA y la tecnología en su actividad diaria. En particular, estas herramientas están ayudando a mejorar la seguridad de los empleados y a reducir el número de incidentes en la fábrica, lo cual es crítico en una planta de producción.
"A través de un sistema de cámaras tenemos la capacidad de detectar comportamientos de riesgo y prevenir accidentes en tiempo real"
“Hemos incorporado en varios puntos un novedoso sistema procesador de imágenes basado en IA que, a través de un sistema de cámaras de seguridad avanzadas, tiene la capacidad de detectar comportamientos de riesgo y prevenir accidentes en tiempo real. Tanto es así que, al identificar una situación potencialmente peligrosa, el sistema emite alertas visuales y sonoras para prevenir incidentes”, explica Pou.
En la actualidad, existe una creciente preocupación de cómo el uso de esta tecnología puede provocar la deshumanización en las relaciones entre los empleados y las compañías. Muchos críticos argumentan que la automatización de procesos y la toma de decisiones basadas en algoritmos pueden reducir la interacción humana, priorizando la eficiencia y la productividad, pero desvalorizando la contribución única de sus empleados, tratándolos como meros recursos.
En este sentido, el director de Innovación y Operaciones Comerciales de GSK ha mostrado un marcado optimismo. “Yo no creo que debamos verla la IA como una amenaza, sino como una herramienta que es capaz de empoderarnos, complementando o ampliando nuestras capacidades, siendo fundamental garantizar un uso responsable, lo que nos ayudará a conseguir este equilibrio entre beneficios y riesgos. Pero para ello, es crucial que el uso de la IA mantenga a las personas en el centro de las decisiones”, recalca.
"Es crucial que el uso de la IA mantenga a las personas en el centro de las decisiones”
Desde la perspectiva de las empresas farmacéuticas, la demanda de profesionales con habilidades en tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, la analítica de datos o la transformación digital, está en aumento en el sector sanitario. Asimismo, la empresa colabora estrechamente con universidades y otros socios para identificar y desarrollar a los profesionales del futuro, preparándose y preparándolos para enfrentar los desafíos actuales y los que se prevé que surgirán en el campo de la salud.
“Internamente, formamos continuamente a nuestros empleados para garantizar que la organización está preparada para sacar el máximo partido de estas nuevas herramientas tecnológicas”, recalca el directivo de GSK. “También tenemos en marcha varios programas cuyo objetivo es asegurar que la compañía se impregna de una cultura de utilización del dato y la IA en la toma de decisiones, las herramientas digitales más novedosas, así como formas de trabajo innovadoras”, añade.
De esta manera, a pesar de que es fundamental fomentar un entorno que promueva la adopción de nuevas tecnologías y la cultura de la innovación dentro de la organización, desde la compañía farmacéutica se centran en fomentar una cultura que valora la creatividad, el pensamiento crítico y la experimentación, lo que a su vez atrae a profesionales con talento que buscan contribuir a la vanguardia de la innovación en el sector de la salud.
Además de centrarse en la investigación y el desarrollo, GSK aplica la IA para optimizar sus procesos internos, lo que contribuye a reducir la carga administrativa de sus equipos y les permite concentrarse en la creación de valor. “Hemos desplegado en toda la organización un asistente digital corporativo basado en inteligencia artificial generativa. El objetivo es tanto facilitar la creación de contenidos como procesar documentos y las búsquedas eficientes de conocimiento para ayudar a nuestros empleados con sus tareas diarias”, concluye Pou.