La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta fundamental en la industria farmacéutica, transformando la manera en que las empresas desarrollan, producen y comercializan medicamentos. Desde la investigación y el descubrimiento de fármacos hasta la optimización de la producción y la personalización de las terapias, la incorporación de la IA está redefiniendo el panorama del sector.
En una entrevista en Salud35, el director de Innovación y Operaciones Comerciales de GSK, Jorge Pou, describe la perspectiva de la empresa en el ámbito tecnológico, destacando cómo la inteligencia artificial se erige como un catalizador de transformación en todo el ecosistema sanitario. Este impacto abarca desde la prevención y el desarrollo de nuevas moléculas hasta su producción, logística y comercialización, sin olvidar la experiencia de los profesionales sanitarios y los pacientes, así como la gestión de enfermedades.
¿Cómo incorpora con éxito GSK la IA en las diferentes divisiones de la compañía?
En GSK tenemos un objetivo muy claro: impactar positivamente en la salud de más de 2.500 millones de personas para finales del año 2030. Para lograr esta ambiciosa meta, nuestra receta es unir ciencia, tecnología y el mejor de los talentos para adelantarnos a la enfermedad. Trabajamos decididamente con la innovación tecnológica y la inteligencia artificial como catalizadores del impacto que nuestras vacunas y medicamentos tienen en la vida de las personas.
"Estamos involucrados en la adopción de soluciones de IA para mejorar los cuellos de botella"
De esta manera, estamos aplicándola en toda nuestra cadena de valor. Por ejemplo, actualmente ya nos ayudamos de la IA para acelerar el descubrimiento de nuevos tratamientos, utilizando modelos avanzados para analizar grandes conjuntos de datos de manera eficiente, identificando compuestos prometedores y ayudando a diseñar moléculas con propiedades terapéuticas específicas. Asimismo, tenemos en marcha múltiples colaboraciones a nivel mundial con partners como la compañía 23andMe o Tempus. Esta última colaboración es una apuesta decidida por la medicina de precisión, así como la aplicación de la IA en el diseño de ensayos clínicos y en la identificación de pacientes y dianas terapéuticas. También trabajamos en el Instituto de Medicina Computacional y Molecular en colaboración con la Universidad de Oxford.
Además, en nuestra estrategia en torno a la IA también contempla la optimización de procesos internos en las actividades de nuestros equipos, con el objetivo de que reduzcan su carga de trabajo administrativo para poder dedicar sus recursos a la generación de valor a nivel corporativo.
Finalmente, también estamos involucrados en la adopción de soluciones de inteligencia artificial que lidera el sistema sanitario para mejorar los cuellos de botella en el circuito asistencial de las patologías en las que somos especialistas. Creemos firmemente en la importancia de fomentar colaboraciones con el sistema sanitario para contribuir a la transformación sostenible del mismo. Para alcanzar este objetivo, también promovemos la formación y capacitación de los profesionales de la salud.
¿Estáis utilizando la inteligencia artificial en vuestros procesos con un enfoque en la prevención?
Desde la empresa tenemos un fuerte compromiso con adelantarnos a la enfermedad, es decir, con la prevención: diagnosticar antes o intervenir antes y de forma más eficaz en el curso de una enfermedad. Un ejemplo de cómo en GSK estamos aplicando la IA en prevención es en la hepatitis B. Para evitar que esta enfermedad progrese hasta provocar complicaciones más graves, como el cáncer de hígado, nuestros científicos, a través de combinar técnicas de 'machine learning' con los últimos modelos de IA, están trabajando en identificar biomarcadores que nos permiten comprender qué combinaciones de tratamientos se adaptan a qué pacientes concretos y aumentar potencialmente la probabilidad de lograr una "cura funcional", es decir, que el virus ya no está presente en la sangre y las funciones hepáticas se han normalizado, frenando así cualquier daño futuro.
¿Es posible la aplicación de la IA en el proceso de fabricación de tratamientos?
En el ámbito de la producción de vacunas y medicamentos, qué mejor ejemplo que nuestra planta de producción de Aranda de Duero (Burgos), de la que tan orgullosos nos sentimos. En la fábrica están muy presentes los cobots, que ayudan a acelerar el proceso de fabricación de un medicamento, ya que consiguen aumentar la productividad en tareas repetitivas y físicamente exigentes, minimizando los errores humanos y ofreciendo una mayor flexibilidad para adaptarse a los cambios en la producción. Además, este centro ha sido pionero en la introducción de vehículos autoguiados autónomos para la optimización del flujo de materiales. Por último, el almacén en gran medida está completamente automatizado para maximizar su utilización, de manera que la inteligencia artificial establece la ubicación de cada material o componente en función de su frecuencia de uso, tamaño, peligrosidad, etc.