En un mundo cada vez más conectado, las redes sociales se han convertido en una herramienta clave para todos los sectores, y la industria farmacéutica no es la excepción. Sin embargo, este campo enfrenta desafíos únicos debido a las estrictas regulaciones, la necesidad de transmitir mensajes claros y éticos, y la creciente demanda de los usuarios por contenido auténtico y accesible.
Alberto León Acero, profesor de Organización y Gestión de la Industria Farmacéutica en el grado de Farmacia de la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX) nos explica en una entrevista a Salud35 como las farmacéuticas deben adaptar sus estrategias en redes sociales para equilibrar la innovación tecnológica, como el uso de IA y big data, con el cumplimiento ético y regulatorio, mientras fomentan la educación crítica de los usuarios frente a la desinformación médica.
¿Consideras que las estrategias actuales de promoción en redes sociales respetan suficientemente las normativas éticas y regulatorias del sector farmacéutico?
En términos generales considero que el sector desarrolla mecanismos de control interno para cumplir en todo momento con la norma y actuar dentro de los planteamientos éticos, pero el sector no está exento de diversos riesgos como la dificultad de controlar mensajes en interacciones con usuarios e influencers, el riesgo de promoción encubierta, la imposibilidad de garantizar que la audiencia sea exclusivamente profesional, y la proliferación de recomendaciones no autorizadas que pueden inducir al uso incorrecto o excesivo de medicamentos.
A pesar de todo ello, creo firmemente que el sector está profundamente sensibilizado en este sentido.
¿Qué cambios o innovaciones estratégicas deberían implementar las farmacéuticas para seguir siendo competitivas en el entorno digital y en las redes sociales?
El uso de nuevas tecnologías puede ser de ayuda para ser más eficiente en la comunicación y garantizar el cumplimiento normativo. Por ejemplo, el uso de big data nos permitirá segmentar a la audiencia y adaptar contenidos a diferentes segmentos, la IA nos puede ayudar a definir modelos predictivos que ayuden en la selección de contenidos, el uso de chatbots ayudados de IA pueden facilitar la interacción con la audiencia etc.
"El uso de nuevas tecnologías puede ser de ayuda para ser más eficiente en la comunicación y garantizar el cumplimiento normativo"
Previsiblemente, el ritmo de cambios en el entorno digital que afecta a las RRSS provocará la incorporación de nuevas medidas de restricción y de control, y obligará a las empresas a adaptarse al entorno regulatorio.
En cualquier caso, estas medidas no han de entenderse como restrictivas. Al contrario, no afectan a la capacidad de innovación ni a la competitividad del sector, y permiten que las empresas se centren en su objetivo de desarrollar nuevas terapias eficaces, seguras y de calidad.
¿Cuál cree que es el futuro de la promoción farmacéutica en redes sociales y cómo puede evolucionar para adaptarse a las nuevas demandas éticas y regulatorias?
En mi opinión, la presencia en medios digitales seguirá formando parte de la estrategia de comunicación de la industria. Considero que el futuro estará marcado por una fuerte tendencia hacia la personalización, la utilización de contenidos interactivos y la integración con otras plataformas y aplicaciones de salud.
La comunicación farmacéutica en redes sociales se dirigirá hacia una interacción más cercana, ágil y relevante, utilizando la tecnología para generar experiencias significativas y lograr un alcance que realmente influya en la educación y el compromiso de los usuarios con su propia salud.
¿Qué papel juega la educación del usuario en este contexto? ¿Cómo pueden los consumidores ser más críticos con la información médica que consumen en redes sociales?
La educación de los usuarios es clave para poder desenvolverse en el universo de información médica que aparece en la red. Aunque las empresas farmacéuticas cumplan con la responsabilidad de cumplir con los estándares éticos y regulatorios, hay mucha desinformación en la red, y los usuarios han de ser capaces de discernir e identificar la información falsa o incompleta.
Para combatir la desinformación, es preciso saber contrastar y verificar los datos, fomentar el espíritu crítico, utilizar fuentes alternativas, evaluar la credibilidad de las fuentes, reconocer la procedencia de la información apoyarse en foros de confianza y comunidades de salud.
Precisamente es algo que se fomenta desde la docencia en la Universidad Alfonso X el Sabio, ya que se busca formar a profesionales que pongan siempre al paciente en el centro y que sepan aprovechar las herramientas digitales desempeñando su profesión siempre de manera ética y responsable.