La relación entre la impresión 3D y la industria farmacéutica es más fuerte que nunca. Esta es una tecnología que permite crear objetos tridimensionales a partir de un modelo digital, que tiene muchas aplicaciones en el campo de la salud, como la creación de prótesis, implantes, dispositivos médicos y órganos artificiales. Pero también tiene un gran potencial en el ámbito de la producción y el consumo de medicamentos.
José Luis Pedral, catedrático de farmacia y tecnología farmacéutica de la Universidad del País Vasco (UPV), en una entrevista exclusiva a ConSalud.es, explica la importancia y el potencial de la impresión 3D en la industria farmacéutica. Imprimir productos médicos y farmacéuticos ofrece la posibilidad de personalizarlos según las necesidades y características de cada paciente. “Este tipo de tecnologías lo que va a permitir es individualizar mejor las actividades, y obtener unos resultados mucho más precisos y específicos”, declara.
"Este tipo de tecnologías lo que va a permitir es individualizar mejor las actividades y obtener unos resultados mucho más precisos"
Esta personalización viene de la mano con uno de los grandes desafíos de esta tecnología para su implementación por parte de las empresas del sector farmacéutico. Como declara el Catedrático de la UPV, la impresión 3D, al menos hasta el momento, es una ciencia cuya velocidad en el proceso no puede ser comparado con la máquina de comprimir convencional. Es por ello, que este tipo de tecnologías “va destinado a lotes más pequeños, específicos y para poblaciones concretas”, establece Pedral.
“Tenemos que tener en cuenta un aspecto muy importante, es decir, la productividad de las impresoras actuales no puede competir por el tamaño del lote y la velocidad de producción tradicional”, atestigua el especialista de la UPV. Esto se debe a que hoy día tenemos máquinas de comprimir que tiran millones de comprimidos a la hora. “Tú no puedes pretender que con una impresión puedas tener unas condiciones de este tipo”, añade José Luis Pedral.
Esto los convierte en dos conceptos de producción distintos, llegando a ser actualmente complementarios. Aunque para implementarlos a las cadenas de producción de la industria farmacéutica, habrá que analizar el coste y el objetivo para instaurarlos en las cadenas de producción de las compañías farmacéuticas.
Debido a que al hablar de impresión 3D lo relacionamos con tratamientos más personalizados, se podría pensar que estos podrían llegar a ser más costosos a nivel económico para las compañías aseguradoras, para el país, y sobre todo para los pacientes. Sin embargo, como explica el catedrático Pedral, “hay que tener en consideración, no solamente lo que es el coste específico de la medicación, sino que hay que tener en cuenta el coste global de la enfermedad y del paciente, porque no siempre un incremento en el coste de un medicamento, implica que es más caro”, ya que si este tratamiento conlleva una reducción en efectos secundarios, de bajas laborales y de ingresos hospitalarios son costes que se evitan y que también hay que evaluar.
“Hay que tener en consideración, no solamente lo que es el coste específico de la medicación, sino que hay que tener en cuenta el coste global de la enfermedad y del paciente"
La impresión 3D también plantea otros retos para las compañías que se plantean incorporarlos. De esta manera, tendrán que hacer frente a complicaciones a la hora de realizar evaluaciones de seguridad, calidad y regulación de los productos sanitarios impresos en 3D. Como manifiesta el catedrático de farmacia y tecnología farmacéutica de la UPV, “para que las formas farmacéuticas obtenidas por impresión 3D lleguen al mercado, tienen que sufrir un proceso de evaluación y autorización por parte de las agencias regulatorias”.
Sin embargo, a día de hoy esto no debería ser una limitación, puesto que como nos indica el experto, ya hay fármacos impresos en el mercado dentro de Estados Unidos. Por lo que hay que ponerse manos a la obra, desde la industria, para elaborar la suficiente documentación, y en las condiciones exigidas por las agencias regulatorias para crear el dossier y que este pueda estar en condiciones de ser evaluados sin inconvenientes.
Que haya especialidades farmacéuticas impresas en Estados Unidos, implica que es una tecnología que se puede implementar a nivel de producción y que puede ser que puede llegar a ser rentable. Por lo que solo queda esperar a que en Europa empiece a implementarse. Como establece el experto, si usamos la impresión 3D, nos permitirán resolver algunas limitaciones de las tecnologías convencionales como el problema de estabilidad de medicamentos o la oportunidad de combinar varios principios activos en una sola pastilla creando ‘polipildoras’, lo que facilita la adherencia al tratamiento y reduce el riesgo de interacciones.