Esta semana, la compañía farmacéutica catalana Grifols comenzó con cierto optimismo tras el anuncio de Brookfield de que podría mejorar ligeramente su oferta inicial para adquirir la empresa. Sin embargo, las negociaciones se complicaron rápidamente, llevando a la farmacéutica a enfrentarse a un “Black Friday” en los mercados.
En concreto, el fondo canadiense había señalado la posibilidad de ajustar al alza su propuesta de 10,5 euros por acción de clase A y 7,62 euros por acción de clase B, después de que el consejo de administración de Grifols rechazara su oferta inicial por considerar que infravaloraba la compañía.
Sin embargo, el optimismo inicial chocó con una serie de críticas sobre la gobernanza corporativa de la compañía. Mason Capital Management, uno de los accionistas minoritarios de Grifols, envió una carta al consejo de administración señalando graves deficiencias en la gestión y conflictos de intereses que, según su análisis, han llevado a la destrucción del valor de la compañía.
Mason Capital señaló las graves deficiencias en la gestión y conflictos de intereses del consejo de administración
Esta situación se sumó a los ya considerables desafíos que enfrentaba Brookfield para llevar a cabo con éxito la OPA y excluir a Grifols de bolsa. Entre los principales retos destacaba la necesidad de refinanciar los 9.000 millones de euros de deuda de la farmacéutica, un paso crucial para garantizar la viabilidad financiera de la operación.
Además, Brookfield debía captar coinversores dispuestos a participar en la financiación y abordar una modificación estatutaria clave para diferenciar los precios entre las acciones de clase A y B, algo que requería consenso entre los accionistas. Estas complicaciones añadían presión a una operación que, desde el principio, ya presentaba importantes retos estratégicos y financieros.
Todo ello, junto con las discrepancias sobre el valor real del grupo y las tensiones surgidas en el proceso de 'due diligence', acabaron por frustrar cualquier acuerdo de la operación planteada por Brookfield que buscaba adquirir el control de Grifols y salir del escrutinio bursátil, respetando el 35% de la propiedad de la familia fundadora.
Brookfield retiró su oferta pública ante la falta de transparencia y las tensiones
De esta manera, la operación culminó en un golpe inevitable para la compañía. Brookfield retiró su oferta pública de adquisición tras meses de negociaciones marcadas por tensiones y falta de transparencia. Según Bloomberg, el fondo canadiense no obtuvo la información necesaria durante el proceso de 'due diligence', particularmente sobre operaciones vinculadas y otros aspectos clave de las cuentas de la farmacéutica. Esta falta de claridad, unida al rechazo del consejo de administración de Grifols a la oferta se enmaca como el motivo que llevó a la suspensión del proceso.
UNA SEMANA MUY ‘BLACK’
Estos acontecimiento han resultado en un desempeño especialmente complicado para Grifols en el mercado bursátil, registrando un desplome acumulado del 19,49% en sus acciones durante esta 'Black Week' debido a las constantes noticias negativas relacionadas con la salida de la OPA de Brookfield. Este anuncio generó una fuerte reacción negativa entre los inversores, quienes respondieron con una significativa venta de acciones.
Si bien es cierto, que el lunes 25 de noviembre, Grifols inició la semana con una leve subida del 0,80%, cerrando en 10,6 euros, impulsada por el anuncio de Brookfield podría mejorar ligeramente su oferta inicia, el optimismo no duró mucho. El martes 26 de noviembre, las acciones cayeron un 0,28% reflejando un inicio de incertidumbre en el mercado.
Este sentimiento se intensificó el miércoles 27 de noviembre, cuando Grifols registró una caída más pronunciada del 9,08%, situándose en 9,68 euros, tras los primeros informes que indicaban la probable cancelación de la operación. Finalmente, el jueves 28 de noviembre, tras la la compañía sufrió una nueva bajada del 11,28%, cerrando en 8,595 euros, culminando una semana de retrocesos que dejó en evidencia la preocupación de los inversores por la falta de claridad en el futuro estratégico de Grifols.
La farmacéutica catalana centrará sus esfuerzos en la refinanciación de 1.400 millones de euros de deuda con vencimiento en 2025
Según los analistas de mercados, este resultado de la OPA era predecible. El primer error fue la filtración del precio por parte de Brookfield que fue visto como un intento de sondear la aceptación del mercado y que según los especialistas fue insuficiente e incluso como "un insulto a la inteligencia de los inversores". Los expertos señalan que para tener posibilidades de éxito, la oferta debería haberse acercado a los 14 euros por acción, cifra registrada antes del ataque del fondo bajista Gotham City, o como mínimo alcanzar los 12 euros, un precio más realista para abrir negociaciones.
Tras el fracaso de la OPA, Grifols enfrenta un panorama desafiante pero definido por la necesidad de reforzar su estructura financiera y recuperar la confianza de los mercados, una tarea compleja tras lo ocurrido. Según funetes de la compañía, la farmacéutica catalana centrará sus esfuerzos en la refinanciación de 1.400 millones de euros de deuda con vencimiento en 2025, incluyendo 370 millones de bonos y una línea de crédito renovable de 1.000 millones de dólares (947,6 millones de euros), medidas que buscan aliviar su apalancamiento y proporcionar estabilidad a corto plazo.