La industria farmacéutica es uno de los sectores en los que se ha observado claramente las ventajas de la incorporación de la inteligencia artificial (IA), ya que les ha permitido ir más allá en procesos como el descubrimiento de fármacos o en la realización de ensayos clínicos. Cada vez son más las empresas farmacéuticas que deciden recurrir a esta tecnología capaz de reducir los procesos interminables de análisis de datos a cuestión de minutos, con resultados más precisos y en un menor tiempo.
A pesar de ofrecer numerosas ventajas, una parte del sector advierte sobre los posibles peligros que se pueden encontrar las compañías en este proceso. En este sentido, una nueva encuesta de ZoomRx a más de 200 profesionales de las ciencias biológicas apunta que más de la mitad aseguró que sus empresas habían prohibido a los empleados utilizar la famosa herramienta de IA generativa, ChatGPT de OpenAI. Esto se debe al miedo de las grandes farmacéuticas de que se filtren sus datos confidenciales a través de softwares con poca supervisión como el caso de estas plataformas.
Cada vez son más las empresas farmacéuticas que deciden recurrir a esta tecnología que reduce los procesos interminables de análisis de datos a cuestión de minutos, ofreciendo así, resultados más precisos y en un menor tiempo
Sin embargo, esta visión no es la de toda la industria. Recientemente la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Efpia) ha publicado un documento sobre el uso de la IA en el ciclo de vida del medicamento en el contexto de la primera ley integral de IA aprobada recientemente. En esta declaración destacan los beneficios que ofrece la IA a los pacientes, las empresas y la sociedad en general. Además de que tendrá un papel cada vez más importante en la investigación, el desarrollo y la fabricación de productos medicinales, “lo que significa que podremos descubrir, desarrollar y ofrecer tratamientos nuevos, más seguros y eficaces a los pacientes más rápido que nunca”, indican.
Ante esta posibilidad, la federación advierte de la necesidad de que los marcos regulatorios que rigen el uso de la IA en la investigación, el desarrollo y la fabricación “sean adecuados para su propósito, estén basados en el riesgo, no sean duplicativos, estén globalmente alineados y estén adecuadamente adaptados”, con el objetivo de acabar con todos los peligros posibles. En esta misma línea, apuntan una serie de consideraciones que se deben tomar en cuenta para asegurar un buen uso de la IA durante el desarrollo de medicamentos.
La primera de ellas, en relación a la mencionada Ley de IA, que según indican desde la Efpia, “apoya la innovación y la libertad de la ciencia, y no debería socavar la actividad de investigación y desarrollo”. En concreto, la Ley excluye explícitamente los sistemas y modelos de IA desarrollados y utilizados exclusivamente con fines de I+D científica del ámbito de su aplicación, con el objetivo de que las empresas farmacéuticas pueden seguir utilizando estas herramientas sin verse afectadas por las restricciones. En esta situación, desde la federación buscan garantías sólidas de que se está cumpliendo.
En esta misma línea, la federación destaca que el desarrollo de medicamentos en Europa es un espacio “altamente regulado” que garantiza el desarrollo y la aprobación de medicamentos seguros y eficaces, incluidos muchos que emplean tecnologías innovadoras. Por ello, creen que gracias a estos marcos legales establecen estándares para garantizar un alto nivel de protección de la salud pública, y son lo suficientemente flexibles como para crear una base adecuada para incluir los usos de la IA en el desarrollo de medicamentos.
“Los miembros de EFPIA esperan continuar trabajando junto con la Comisión Europea, la EMA, la ERMN, grupos de pacientes y otras partes interesadas en el ámbito de la atención sanitaria para garantizar que desbloqueamos el potencial de la IA”
De cara a su aplicación, los instrumentos políticos tradicionales, como pueden ser la propia legislación, tienen ciertas dificultades para seguir el ritmo de los avances en tecnologías altamente innovadoras como es el caso de la IA. Por este motivo, desde la Efpia concluyen que la industria farmacéutica “necesita una orientación dinámica, flexible y preparada para el futuro” que tenga en cuenta las características específicas de los usos previstos, e incluya supervisión humana adecuada.
Además, añaden que se deben hacer distinciones en función del papel que desempeña la IA, la etapa de desarrollo en la que se utiliza, el impacto en la evaluación beneficio-riesgo de un medicamento o la toma de decisiones regulatorias asociada. “Los miembros de EFPIA esperan continuar trabajando junto con la Comisión Europea, la EMA, la Red Europea de Regulación de Medicamentos (ERMN), grupos de pacientes y otras partes interesadas en el ámbito de la atención sanitaria para garantizar que desbloqueamos el potencial de la IA”, recalcan.